Aún queda un largo camino hasta lograr la igualdad de género en los ámbitos de la ciencia, la tecnología y la innovación. Tres de cada cuatro catedráticos son hombres y el número de rectoras no supera el 20 %. Además, solo un tercio del personal científico son mujeres. Teresa Tarragó es licenciada en Biología y Bioquímica, doctora en Biología Molecular y MBA. También es CEO de la empresa Exheus, especializada en análisis genéticos, por lo que su perfil atesora riqueza híbrida, a caballo entre la investigación pública en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB-CSIC), donde trabajó varios años, y la empresa privada.
Tarragó ha participado en un nuevo Desayuno de INNOVACIÓN, organizado por Innovaspain en CaixaForum Madrid, donde distintas investigadoras referentes en su campo han analizado el papel de la mujer en la ciencia con el foco en la vigente brecha de género.
“Ahora las cosas han cambiado pero, años atrás, hubo un momento en el que, entre los 36 investigadores principales del IIBB-CSIC, solo había una mujer”. Este choque lo vivió de nuevo cuando tuvo que salir a buscar financiación para su primera spin-off, antes de la etapa Exheus. “Solo el 2 % de la inversión en startups va a parar a proyectos liderados por mujeres. Necesitamos comités de inversión diversos y políticas de igualdad más activas en España y Europa”. En este sentido, la emprendedora agradecía el apoyo de ENISA. La Empresa Nacional de Innovación le concedió un préstamo de 196.000 euros, dentro de la línea de financiación “Emprendedoras Digitales”.
Redes de influencia
A su juicio, la maternidad es un factor que influye en el progreso de la carrera científica, pero está rodeado de mucho más. “Le damos importancia, y efectivamente supone un cambio, pero la maternidad por sí sola no explica la escasez de investigadoras principales o de catedráticas. España es un país que premia el presencialismo. No estar físicamente en un sitio no significa que no estés trabajando. Son muchas las noches enfrascada en un proyecto o escribiendo un paper. Por otro lado, hasta hace muy poco, el amiguismo reinaba en las universidades y otros espacios cerrados. Si no eras parte de determinados círculos, lo tenías difícil para promocionar”.
En el lado positivo, Teresa Tarragó menciona las políticas en favor de la igualdad y la conciliación activadas en los últimos años. “Por fortuna, los hombres se implican cada vez más en la crianza”. Percibe que las nuevas legislaciones tienen en cuenta los parones a los que obliga la maternidad, siguiendo la estela, aunque todavía a cierta distancia, de los países del norte de Europa. “Conozco lugares donde el apoyo a la científica-madre es total, poniendo a su disposición dos técnicos que la descarguen de trabajo e incluso un coach con el que se centra en rediseñar su plan de carrera”.
Vocación empresarial
En un repaso a su trayectoria profesional, Tarragó admite que el emprendimiento no fue la primera opción. “Desde muy joven gocé de cierta estabilidad, podía haber seguido en el IIBB-CSIC”. Sin embargo, después de disfrutar en primera línea de las satisfacciones de la transferencia tecnológica, y en un entorno emprendedor como el Parque Científico de Barcelona, empezó a interesarle la creación de empresas. Pasó un tiempo dividiendo su tiempo entre el laboratorio y la gestión, hasta que los inversores de su primera aventura corporativa la reclamaron full time. “Estoy muy contenta de haber dado el paso”.
Respecto al descenso de las vocaciones STEM entre las más jóvenes, Teresa Tarragó apunta que las redes sociales “están haciendo mucho daño” a las chicas que tienen que elegir sus estudios. “Los role models que ven no son los de una ingeniera o una investigadora”. Los libros de texto tampoco están mucho mejor. “Deben aparecer más mujeres, actualmente desconocidas, pese a haber logrado grandes cosas. Las nuevas generaciones aprenden de forma distinta, pero la educación sigue anclada en el pasado cuando debería adaptarse a los nuevos tiempos”.
