Si hay algo que caracteriza al siglo XXI, y especialmente a esta última década, es la vigente revolución tecnológica, que está cambiando la forma de vivir de las personas (para mejor o para peor, cada cual tendrá su opinión). Así pues, empieza a ser frecuente escuchar aquello de “el mundo ha cambiado más en estos últimos diez años que en toda su historia”. Conceptos como smartphones, redes sociales, coches eléctricos, industria 4.0, Internet de las Cosas o Big Data, entre muchos otros, puede que estuvieran en mente de aquellos gurús y empresas que en este tiempo han sido capaz de generar todo un escenario tecnológico, pero, probablemente, no en el ciudadano de a pie.
Sin embargo, parece que los robots siempre estuvieron ahí. De hecho, cuentan que el primer autómata fue construido el siglo IV antes de Cristo por el matemático griego Arquitas de Tarento, que creó un ave mecánico a vapor y que bautizó como ‘La paloma’. Y ya más cerca, si nos remontamos a los años 30 hallaremos a Elektro, catalogado oficialmente como el primer robot de la historia, sin olvidar los gloriosos 60, cuando el inventor estadounidense George Devol sentó las bases del primer robot industrial y fundó Unimation, la primera empresa de robótica de la historia.
Cuando uno entra en el madrileño The Robot Museum la sensación es la de ese huésped que se siente como en casa. Y es que los anfitriones de esta visita, los robots, hacen del museo un lugar acogedor y con una historia que contar tras cada cristalera que los cobija. Daniel Bayón, CEO de Juguetrónica e impulsor de The Robot Museum, acompaña a Innovaspain en este viaje futurista y, aunque el museo acaba de cumplir un lustro, reconoce disfrutar de cada visita como el primer día. “En cinco años hemos pasado de enfocar el museo a particulares que tenían curiosidad por la robótica a convertirnos en un punto de referencia de la investigación y la innovación”.
Así lo demuestra la amplia colección de robots del museo, en constante renovación gracias a la colaboración de Alejandro Alonso, experto en robótica, pero también su carácter divulgador. “Cada vez son más los centros escolares que visitan The Robot Museum. Esto es algo muy importante, puesto que estamos formando parte de la educación de los jóvenes”, asegura Bayón. En este sentido, el objetivo del museo fue precisamente “ser más que un simple museo” donde admirar las piezas. “Cada robot tiene su historia, su significado y ha representado un momento concreto en el sector”. De ahí que en el museo convivan desde robots de entretenimiento de los años 50 a algunas de las últimas creaciones dotadas de grandes avances en Inteligencia Artificial.
Pasado, presente y futuro de la robótica
“No existían pantallas táctiles y ya había robots”. Más allá del auge de la robótica en facetas como el cine, con películas como Blade Runner 2049 o populares series de televisión como Black Mirror, la robótica, ya sea de entretenimiento o industrial, se ha instalado como uno de los principales retos del futuro de la humanidad ¿Nos quitarán los robots el trabajo o simplemente harán las tareas más duras? ¿Hasta dónde será capaz de llegar un robot? ¿Tendrán la suficiente inteligencia para ser prácticamente humanos? Ante este debate social, Bayón considera aún lejana la posibilidad de que los autómatas puedan realizar ciertos trabajos. “Que los robots puedan manipular objetos con normalidad puede parecer algo sencillo pero es de lo más complicado y en lo que la industria está trabajando, al igual que dotarles de la capacidad de reacción para salirse de lo estrictamente programado”.
Innovando desde dentro
En 2014, Antonio Banderas protagonizaba la que probablemente ha sido una de las películas españolas más relevantes en cuando al mundo de los robots. Autómata estuvo nominada a cuatro premios en aquellos Goya, pero pese no ganar ninguno de ellos sí hubo alguien que se llevó su galardón particular: The Robot Museum celebró una mesa redonda sobre robótica con la participación de uno de los guionistas de la película y uno de los desarrolladores de los efectos visuales. "Fue una experiencia muy positiva y sin duda una oportunidad para seguir aprendiendo.", confiesa Bayón, algo que contradice a ciertas voces que afirman que España no innova en cuanto a robots. "No estamos a la cabeza, pero tampoco estamos tan mal como algunos dicen".
Esta convicción es lo que ha hecho del museo uno de los espacios de referencia en Europa. “Hay un trabajo que se ve, el de los robots que mostramos, y otro que no se ve: la investigación y el trabajo que se hace a diario. Desarrollamos software propio, hacemos pruebas con humanoides, diferentes experimentos… En definitiva, hay todo un trabajo detrás de la belleza del museo”, apunta Bayón, que entre robot y robot nos desvela los planes de futuro del museo. “Seguiremos en la misma línea, pero mejorando en aspectos como las demostraciones al público. Queremos que los visitantes puedan ver cómo se mueven los robots en el mismo momento siempre que lo deseen y también estamos trabajando en incorporar de la suficiente Inteligencia Artificial a un robot que sea capaz de enseñar robótica. Algo así como un robot profesor”.