Otro año más, Telefónica, a través de su Fundación, ha organizado el evento Thinking Party, que en esta ocasión ha tratado sobre la realidad virtual. Celebrado el pasado viernes en el Espacio Fundación Telefónica, la temática de la nueva edición, más allá de las posibilidades de estas nuevas tecnologías, ha versado sobre la capacidad sensitiva de una nueva herramienta que promete cambiar el mundo tal y como lo conocemos.
O eso ha afirmado el gran invitado de la jornada, Sebastian Sylvan, CTO y partner creativo de Felix&Paul, que además de ser uno de lo grandes especialistas en efectos especiales del cine hollywoodiense (El hobbit, El Señor de los Anillos, Avatar) es un auténtico gurú del mundo de la realidad virtual. “Hay que tener en cuenta que, prácticamente, esta tecnología solo tiene tres años”, ha asegurado. Tres años en los que él se ha dedicado exclusivamente a este campo, dejando aparcado el cine.
“Nosotros fundamos Felix&Paul para dedicarnos a la exploración del medio de comunicación de la realidad virtual. Cabe decir que hay una parte de la realidad virtual que todavía está nebulosa, por ello, nos dedicamos a la exploración del lenguaje de este medio, a contar historias con esto. No es como el cine, ya que el mecanismo fundamental en el que se basa el cine, tiene otras formas y otros mecanismos porque, ahora, con la realidad virtual, podemos estar de un momento a otro en distintos lugares”, ha explicado Sylvan.
Según él, que ya ha realizado documentales inmersivos con personalidades como Barack Obama, “no existe ningún escenario futuro en el que la mayor parte de las actividades de los seres humanos no se realicen con experiencias inmersivas”. Y no es que sea optimista, es que la industria de la computación ya se está moviendo. Facebook, Microsoft, Google. Todos van a apostar por una tecnología que puede cambiar la forma en la que se hace cine, se juega o se disfruta del turismo.
“Es cierto que los equipos son caros, rondan los 1.500 euros. Pero sé que ya hay productores que están pensando en bajar, por lo menos, un 50% de los aparatos. Hace 15 años los móviles eran prohibitivos, ahora todo el mundo tiene uno. Es cuestión de tiempo: por 600 o 700 euros se podrá disponer de un equipo completo de realidad virtual”, ha asegurado.
Lo del precio, para él, “es normal”. La inversión por esta tecnología, ahora mismo, es alta, y por lo tanto, su coste de compra también debe ser elevado. Sobre todo cuando se intenta cuidar de la calidad. Según Sylvan, en su estudio quieren intentar hacer algo más que los demás. Buscar un sentimiento de presencia del espectador dentro de las experiencias inmersivas. Pero todavía es difícil: “este es un medio donde todavía hay reglas fundamentales que deben ser descubiertas. Por un lado, hay que mostrar una parte de las experiencias, pero por otro, hay que ver cada una de ellas e intentar empujar el horizonte un poco más allá”.
De todos modos, Sylwan, aunque lógico defensor de la utilización de esta tecnología en todo tipo de actividades futuras, ha dejado claro que la experiencia inmersiva sigue y seguirá siendo “una experiencia subjetiva; es cierto que la crítica es una forma de tener un filtro, pero creo que la capacidad de comprensión de todos nosotros tiene que mejorar”.