- Nunca hay hueco en la nevera para dejar tu tupper.
2. La hora de comer parece un casting de MasterChef Junior.
3. Siempre hay alguien que no da los buenos días.
4. Nunca acabas el día con la misma taza que lo empiezas.
5. Te diriges a la gente como 'crack', 'figura' o 'jefe' porque no sabes su nombre.
6. A la gente le apetece café con leche cuando tú has comprado la leche.
7. La máquina de café echa humo (literal) a primera hora.
8. El papel higiénico siempre está a punto de acabarse.
Pese a estos ‘inconvenientes’ (que acaban convirtiéndose en anécdotas), los espacios de coworking suponen una alternativa a tener muy en cuenta para desarrollar tu trabajo diario.
Por un lado, te ayudan a crear una rutina de trabajo, aportándote esa tranquilidad y disciplina tan difícil de conseguir trabajando desde casa y por otro, un plus de profesionalidad para tu negocio, por ejemplo, a la hora de recibir a un cliente o convocar una reunión. Además, el trabajar con otros coworkers puede ser una buena oportunidad para aumentar tu red de contactos, dar con nuevas ideas y quién sabe, desarrollar nuevos proyectos.