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Con la colaboración  de

Cosentino

Tomates entre placas solares: sombra y energía para ahorrar agua

solares

¿Cuánta sombra de una placa solar? ¿Se podría sembrar entre ellas? La agrovoltaica, la combinación entre la agricultura y la fotovoltaica así lo demuestra, pero la Universidad de Sevilla y la Universidad Politécnica de Madrid quieren ir más allá, por lo que han llevado a cabo un proyecto en pleno campo cultivando hortalizas -principalmente, tomates- entre paneles solares para comprobar varios objetivos.

Mireia Corell, profesora titular del Departamento de Agronomía de la Universidad de Sevilla, explica que pensaban que podía ser una oportunidad no desarraigar el uso del suelo y cultivar al mismo tiempo la combinación de especies hortícolas con la obtención de energía.

“Esto es una planta piloto en la que estamos intentando estudiar el efecto que tienen esas placas solares sobre cultivos, como en este caso el tomate. Lo que vamos a hacer es estudiar distintas especies hortícolas y evaluar si esa modificación del ambiente que generan las placas fotovoltaicas tiene aspectos positivos para el cultivo”, explica.

Los paneles solares están separados entre sí por una distancia de 4 metros y elevados 3 metros sobre el suelo. Y los investigadores parten de la hipótesis de que la sombra que proporciona la instalación eléctrica reducirá la necesidad de agua de las plantas, con el consiguiente ahorro en el riego, sin que esto afecte a la calidad y cantidad de la producción.

Cabe destacar que el proyecto comenzó en agosto del 2022 y tiene una duración de cuatro años. Acabará en agosto del 2026.

Cómo funciona

Corell también señala: “Sensorizamos las condiciones edafoclimáticas que están sucediendo en la parcela, tanto la temperatura como la humedad relativa del aire, la temperatura de los cultivos, la humedad del suelo con diferentes sensores, al mismo tiempo que las estructuras solares estamos midiendo la temperatura en la zona de incidente de radiación, como en la parte de abajo, para poder caracterizar bien cómo estamos modificando el ambiente del cultivo con las estructuras solares o sin ellas”.

La planta piloto está elevada en altura con la idea de que sea posible combinar la mecanización del cultivo con la producción fotovoltaica. En sus condiciones, con un aumento de las temperaturas por efecto del cambio climático, esto puede suponer una mejora de algunos cultivos en esas condiciones. En el vídeo explicativo donde se muestra el proyecto, añade: “Pensamos que esa modificación de la radiación que va a conllevar una reducción de la temperatura nos puede permitir una reducción del riego que necesitan los cultivos para desarrollarse con normalidad y producir normalmente”.

El ahorro de agua

Por su parte, Alfonso Moriana, catedrático del Departamento de Agronomía de la Universidad de Sevilla, subraya que, de unos años para acá, sobre todo a partir de la guerra de Ucrania, existe un gran problema energético a nivel mundial, y entonces cada vez más se intenta echar más mano de la energía renovable, aparte también por una cuestión climatológica.

“El problema de la energía renovable, especialmente la fotovoltaica, que es la más barata, es la necesidad de superficie”

Para Moriana, se ha visto que en estos experimentos de sombra pueden ser positivos, por ejemplo, por la capacidad de ahorrar agua. Al sombrearse las plantas, esas plantas van a tener menor necesidad de agua y entonces se podría tener un cierto ahorro de “ese bien tan importante y limitante para agricultura como es el agua”.

Por último, destaca que la placa tiene un problema en condiciones de una elevada temperatura. Tener cultivos debajo va a suponer un aumento de la evapotranspiración, es decir, de la transpiración de la planta, que lo que hace es mandar vapor de agua.

“Y la hipótesis sería que si éramos capaces de reducir algo la temperatura en esos paneles respecto a paneles que estuvieran puestos en un terreno baldío, en un terreno que no tuviera ningún tipo de cultivo”.