Barcelona. En el centro de una de las cúpulas del Recinto Modernista de Sant Pau en Barcelona aparece un escueto “1910”. Aunque han pasado más de cien años y bajo ese techo ya no hay camas de hospital sino un salón de actos que ha sabido respetar el pasado del edificio, aún perviven una serie de principios irrenunciables que no han perdido vigencia, bien fuera para tratar a enfermos o, en estos tiempos, en la ardua tarea de la supervivencia empresarial en pleno cambio de época.
¿Cómo y por qué cambiar? ¿Qué nos resulta útil del pasado y por qué nos cuesta tanto dar algunos pasos adelante? HP Indigo ha celebrado la segunda edición del ciclo ‘Retratos de Éxito’, un espacio de reflexión que esta vez ha partido de una premisa: “Todo se puede entrenar”. Para explicar cómo, Toni Nadal, escudero de Rafael Nadal desde su debut en las pistas de tenis y Fernando Botella, CEO de Thin&Action.
“En lo tecnológico, HP ha venido para quedarse”, decía Miquel Olivé, director general de HP Indigo y PWP para Iberia en la apertura del acto sobre un entorno en el que el directivo ha dado la bienvenida a la competencia que en los últimos años ha irrumpido con fuerza y nuevas ideas en el sector. “Hace un tiempo pensaba que éramos únicos, pero Rafa Nadal no hubiera mejorado tanto sin Roger Federer”, ha añadido Olivé, para quien HP ha sabido adaptarse a los cambios de la industria, como que hoy el 90% de los equipos se alquilen. “Los millennials no tienen sentido de propiedad; lo que quieren son experiencias. Ahora los clientes son el mercado. Seamos capaces de trasladar que el cambio ha llegado”.
“Más que el tenis, me ha movido la pasión por entrenar. No entiendo una vida sin pasión, aunque sea hacer lo mejor posible para que la pelotita pase al otro lado de la red. Una vida con retos es mucho más agradable de vivir”. Vestido con tejanos, polo azul y zapatillas deportivas, Toni Nadal arrancaba su intervención declarando, con normalidad “que no es lo mismo que la humildad” que, “si esto va de retratos de éxito, no sé si soy la persona más adecuada”.
El que hasta hace poco fuera entrenador y preparador físico del deportista manacorí ha repasado algunas de las claves que les llevaron al techo del tenis mundial, muchas de ellas aplicables al ámbito de la empresa y, en definitiva, útiles para campear con mejor paso por la vida. “Cuando Rafael era pequeño nos marcamos un objetivo: no era ganar, que también, sino sobre todo avanzar y mejorar”. Ese ha sido según Toni Nadal el leitmotiv de la dupla tío/sobrino, “aunque él hubiera preferido ser futbolista”.
Años en los que alentó a Rafa a que no se detuviera, “a que no se conformara nunca con lo aprendido”. Toni Nadal admite que esta filosofía le convirtió en un insatisfecho permanente con una batería de mensajes muy particular. “En un mundo de mensajes positivos, de empeño por elevar la autoestima, he procurado hacer algo distinto: partir de que no somos lo bastante buenos”. Para Nadal el autoengaño o el entorno nos dificultan mejorar. “A Rafael he procurado decirle siempre la verdad, aunque a veces le doliera, e inmediatamente buscar soluciones”.
Así fue en Montecarlo, antes de una final contra Federer. “Rafa me preguntó que cómo lo veía 90 minutos antes de saltar a la pista. Le respondí que complicado, que el suizo era mejor en muchos parámetros. Me dijo: “Pues vaya ánimos me das”. Si lo prefieres te miento, contesté. Porque en el deporte y en la empresa siempre hay opciones de victoria, pero tenemos que pensar qué hacer para ganar. Jugar cada punto como si fuera el último. Poner más ilusión para tener opciones”.
Sin embargo la ilusión nunca impidió a los Nadal ver la realidad, algo que no choca con confiar en que las cosas saldrán bien. “Siempre pensé que Rafael sería muy bueno, la confianza es fundamental. Y nunca me preocupó su talento, porque sé que lo tiene, ¡aunque le pegue de forma extraña a la pelota! Sobre todo creo en el trabajo. El talento ayuda, pero no determina el éxito. La clave es tener capacidad para aprender y predisposición. Muchos con talento inicial se quedaron en el camino”.
Quizá el secreto es que no hay secreto. “Sigo un procedimiento lógico bastante simple: ¿dónde estamos y dónde queremos llegar?”. Tras estas preguntas, Nadal analizó las capacidades de Rafa y se mantuvo fiel a un modelo de entrenamiento durante años, y lo hizo aferrado a un principio básico que ha guiado su trayectoria: la simplicidad. “En estos tiempos, para justificar nuestro precio hay que complicar las cosas. Cuando vas a lo superfluo en lugar de a lo esencial, estás evitando el problema y de paso el hallazgo de posibles soluciones. Cuando Rafa ha tenido un bache había dos opciones: o no era tan bueno o estaba entrenando mal. Vayamos a por ello, nos decíamos”.
Toni Nadal ha revestido este modus operandi de valores férreos. “Me he apoyado en el respeto, la disciplina y la exigencia. Así ha sido cuando empezamos, cuando ganamos y cuando perdimos el número uno y había que recuperarlo. Aunque es más fácil triunfar con estos valores que sin ellos, nos cuesta aplicarlos Hay demasiada gente dispuesta a buscar excusas”. Sin olvidar la exigencia. El entrenador ha recordado que ha intentado que esa exigencia se convirtiera en autoexigencia. “Yo, como Mourinho o Cruyff dejé de tener responsabilidades en la derrota y Rafa se acostumbró a no buscar más excusas de la cuenta, ni siquiera cuando se le rompía la raqueta”.
Si la responsabilidad ayuda a gestionar lo que depende de nosotros, la capacidad de aguante nos prepara para los avatares que no están en nuestra mano. “Rafa ha entrenado en pistas en mal estado, en sesiones de más de 3 horas aunque estuviera previsto que durasen la mitad… Hay quien dice que hemos perdido los valores, pero no es cierto, lo que ha perdido vigencia es la capacidad de aguante, que es la que ha hecho distinto a Rafa. La geste dispuesta a aguantar normalmente llega a buen puerto, y si fui duro con él es porque le tengo mucha estima. Se ha acostumbrado a vivir con dolor (en 2005 le detectan un problema congénito en un pie) y a luchar, aunque nos dijeron que su carrera estaba acabada”.
Natalli (así le llamaba Rafa de niño, cuando Toni le hizo creer que era un futbolista del gran Milán de los primeros 90) ha concluido aconsejando aplicar parte de estos conceptos a la educación de nuestros hijos. ¿Por qué hoy, cuando la tecnología ha llegado a las pistas, los mejores son los tenistas mayores de 30? “Yo pensaba en el futuro y una formación blanda difícilmente te prepara para los venidero. Lo determinante no es la tecnología, sino el ser humano; y en un mundo cada vez más tecnológico me gustaría que lo definitivo fuera la capacidad de resiliencia”, ha concluido Nadal.
Las teorías de Nadal tienen puntos de conexión evidentes con el discurso de Fernando Botella, biólogo (¡inventó el Betadine!), experto en marketing y neurociencia para quien “a veces necesitamos parar el tiempo para ir más deprisa”. Botella ha invitado a reorganizar ideas y procesos. “La inspiración nace de la imaginación que nos ha permitido viajar al futuro y volver de nuevo atrás para cambiar cosas”.
En la evolución empresarial, considera imprescindible “superar lo obvio, lo que damos por sentado, o al menos cuestionarlo”. Junto a una mejor gestión del tiempo, Botella ha detallado cuatro elementos más, necesarios a su juicio, en una suerte de Chanel nº 5 de la gestión corporativa: disposición mental al cambio (entusiasmo), renovación del talento, lograr una propuesta de valor añadido para el cliente y saber qué hacer con los recursos disponibles.