Lograr que tres compañías referentes cada una en su sector se sienten y charlen con naturalidad era quizá impensable décadas atrás. O al menos no tan frecuente o normalizado como lo pueda ser ahora. Es esta precisamente la riqueza de la denominada innovación abierta –término acuñado por el profesor Henry Chesbrough con el que se propone una nueva estrategia de innovación mediante la cual las empresas desarrollan cooperación con organizaciones o profesionales externos–, convertida en pieza fundamental para la evolución de los negocios.
Durante la presentación del Anuario de la Innovación en España, celebrada ayer en la sede madrileña de Fundación Telefónica, pudo verse un ejemplo de ello: una empresa de telecomunicación, una de distribución y una entidad bancaria; o lo que es lo mismo, Telefónica, Mercadona y Banco Santander. Las tres debatieron y compartieron ideas con el fin de lograr respuestas a una inquietud global: cómo hacer una sociedad mejor. Y en este sentido, abrazar la transversalidad fue una conclusión a la que sus representantes llegaron desde sus diferentes perspectivas de la innovación.
«Hay una necesidad de trabajar con todos los departamentos de la empresa y todos los eslabones de la cadena para que aporten su conocimiento en el proceso de innovación», explicó Antonio Romero, gerente de Relaciones Empresariales de Mercadona. Este intraemprendimiento –la innovación desde dentro– forma parte de las compañías punteras en innovación, pero como apuntó romero, «solo es posible lograrlo si el trabajador está motivado». En el caso de Mercadona, «además de ofrecer los mejores servicios y productos, integrar a los trabajadores en el proceso de innovación es también fundamental». En este sentido, la compañía avanza en un modelo de innovación basado en cuatro pilares: tecnología, concepto, producto y proceso.
«Si no eres transgresor no eres innovador», aseguró José Manuel de la Chica, CTO en Santander Universidades y Universia Holding, para quien la innovación es un reto de todos, «tanto de las empresas como de los propios consumidores». Partiendo de la base de que la innovación es «trabajar sobre hipótesis», De la Chica ha llamado a «aprovechar el flujo innovador para reformar la educación», una de las eternas cuentas pendientes que aún parece tener el sistema español. En este terreno, remarcó la importancia de fomentar las vocaciones STEAM entre las mujeres, otro de los grandes retos que España está llamada a afrontar.
Paloma Castellano, directora de Wayra Madrid, apuntó en este sentido que aunque se ven «ciertos brotes verdes», aún quedan avances por hacer. Y «hacerlos en la buena dirección es labor de todo», a lo que su compañero de tertulia, José Manuel de la Chica, apeló a fomentar «una educación más fluida y que se adapte a los ciclos del cambio».
El poder de la colaboración
El ejemplo de la colaboración entre Telefónica y Renfe a través de la aceleradora TrenLab fue traído durante la conversación como ejemplo de buenas prácticas en torno a la innovación. Castellano incidió en la necesidad de fomentar acuerdos entre compañías porque «se lo debemos a la sociedad» para allanar el camino hacia una sociedad emprendedora e innovadora. «La innovación es prueba y error», añadió, por eso, continuó, «cuantas más manos seamos y mas empresas trabajemos en la misma dirección mejor nos irá como país».
En el caso concreto de Wayra, señaló su evolución como «una necesidad que hemos ido viendo para entender mejor los proyectos». De ahí la presencia del hub de innovación abierta de Telefónica en otros nueve países (Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Inglaterra, México, Perú y Venezuela). «No podemos mirar con el mismo prisma lo que hacemos aquí [en España] a lo que hacen al otro lado del continente, por eso nos expandimos en búsqueda del talento en cada lugar».