Tres maneras de fortalecer la financiación de las empresas privadas en el Caribe

Tres maneras de fortalecer la financiación de las empresas privadas en el Caribe
Tres maneras de fortalecer la financiación de las empresas privadas en el Caribe

Por Therese Turner-Jones - Esta columna fue originalmente publicada en el blog Negocios Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo BID.

Cuando crecí en las Bahamas recuerdo que mi abuela tenía un asue. No había bancos en la isla de Inagua donde ella vivía y aunque hubieran existido, las mujeres no solían frecuentarlos. Para adaptarse a esa situación, las mujeres (y a veces los hombres) creaban sus propios grupos de ahorro informales, conocidos como asues. Como administradora del asue, una vez por semana mi abuela recogía las contribuciones de los miembros de su grupo. Ellos luego retiraban el dinero para cubrir gastos como la matrícula escolar o compras grandes.

Asues, susus, panderos o tandas como se les conoce en algunos países hispanohablantes promueven la educación financiera, los ahorros, la inclusión social y las inversiones. En América Latina y el Caribe siguen siendo muy populares. De hecho, el 18% de las personas en la región sigue recurriendo a sus familias, amigos o acreedores informales para conseguir préstamos.

Sin embargo, para las empresas en crecimiento estas opciones tal vez se queden cortas. Yo por mi parte tengo mis esperanzas puestas en el sector bancario para mejorar su acceso a financiamiento.

Cuando una empresa emergente quiere comprar tecnología de última generación, invertir en la investigación y el desarrollo o ampliar su mano de obra calificada, suele acudir primero a los bancos. En América Latina y el Caribe el 45% de las compañías recurren a los bancos para financiar capital de trabajo. En las Bahamas, sin embargo, es tan solo el 15%.

Los bancos pueden ser importantes motores para el desarrollo. Pero aún les queda margen para diversificar sus productos y hacérselos llegar a empresas de menor escala. Creando nuevos productos financieros que promuevan la inclusión social y la sostenibilidad ambiental, los bancos pueden aumentar sus propias ganancias y ayudar a las compañías a crecer. La Corporación Interamericana de Inversiones (CII) actualmente apoya a más de 1 millón de micro, pequeñas y medianas empresas (MPYMEs) a través de 198 operaciones con instituciones financieras en su cartera vigente.

Después de encontrar financiamiento, el próximo paso para una empresa es conseguir inversiones de capital. Eso, sin embargo, aún está lejos de convertirse en la norma. A nivel regional, las inversiones financiadas por capital están alrededor del 4%, y en las Bahamas, es solo la mitad. La CII está aumentando su oferta de productos en este rubro, tanto a través de fondos como de inversiones de capital directas.

El tercer paso en el crecimiento de una compañía es la diversificación de sus fuentes de financiamiento a través de los mercados de renta fija. A las compañías la renta fija les ofrece una variedad de plazos de vencimiento, tasas de interés, volúmenes de la operación y perfiles de riesgo, dependiendo de las circunstancias específicas de cada empresa. Para los sectores agrícola, manufacturero y de servicios los plazos largos son de especial importancia.

La colocación de deuda privada en los mercados locales se recuperó desde su punto más bajo en 2008. Sin embargo, sigue estando en un tercio de lo que se encuentra en mercados desarrollados como los Estados Unidos. Uno de los desafíos es que las colocaciones con calificación local menor de AAA suelen tener problemas a la hora de acceder al mercado. La mayor parte de la deuda privada en nuestra región cuenta con un buen nivel crediticio, pero sin calificación AAA. Cuantos más bonos se colocan, más referencias tendremos para tasar los títulos de valores en el futuro.

Un último paso en el crecimiento de una compañía sería su cotización en las bolsas de valores locales, donde los inversionistas pueden comprar acciones y participaciones accionariales. El Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) es la asociación de las bolsas de valores de Chile, Colombia y Perú. Juntas estas tres bolsas (y próximamente también México) pretenden ofrecer un mayor número de títulos de valores, emisores y fuentes de financiamiento. En el Caribe GraceKennedy, Commonwealth Bank y Goddard’s Enterprises se han visto beneficiados de ofertas públicas iniciales. Sin embargo, la realidad es que tan solo unas pocas compañías llegan a este nivel.

Entonces ¿cómo allanamos el camino para las compañías?

Para fortalecer el acceso a financiamiento, primero tenemos que profundizar los mercados de capital a nivel local. Eso es de especial importancia para las empresas familiares del Caribe, muchas de las cuales cuentan con ventaja comparativa y potencial de crecimiento pero ven con recelo las auditorías, la propiedad y el escrutinio públicos.

Segundo, tenemos que probar nuevas estructuras. La CII está aumentando la participación de inversionistas institucionales, fondos soberanos de inversión e inversionistas de impacto en sus proyectos. Los bonos de impacto social podrían aportar billones de dólares por parte de inversionistas deseosos de invertir en proyectos sólidos que fomenten la sostenibilidad social y medioambiental.

Y finalmente, mantenemos un diálogo activo con los gobiernos a través del sector público del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Eso nos ayuda a encarar desafíos regulatorios y crear un entorno propicio para el desarrollo del sector privado.

Las compañías del Caribe han recorrido un largo camino desde los asues locales hasta donde se encuentran en la actualidad. Nuestra meta es seguir facilitando su crecimiento a la vez de aumentar nuestros esfuerzos para crear un impacto positivo.

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