Trump, The Walking Dead y otros asuntos de la IV Revolución Industrial

Pamplona. En apenas una década y media la tecnología ha avanzado lo mismo que en toda nuestra Historia anterior. En 2014 lo teléfonos móviles tenían la capacidad del cerebro de una rana y en 2030 equivaldrá a 256 cerebros humanos. Parece que la cosa va en serio. Para espantar temores y ponernos las pilas, Marc Vidal, divulgador, inversor tecnológico y analista de la Nueva Economía, ha ‘destripado’ en Pamplona Innovaction Week esa bofetada para algunos, y oportunidad para TODOS que es la ya oficialmente bautizada como IV Revolución Industrial.

“No se asusten, claro que va a cambiar todo, así ha sido siempre, y siempre hemos vivido estos cambios como una crisis, no cómo una revolución”- apuntaba Vidal, que ha explicado que atravesamos una deflación de capital. “Podemos llamarlo crisis o asumir que la tecnología ha llegado para invadir los procesos industriales y la vida en general”.

Para el analista, este período arranca en 1993, con una primer Internet, técnico que ha evolucionado hasta derivar, con una tecnología completamente distinta, en el Internet de las Cosas y que tendrá un siguiente estatus con el Internet del Todo en 2018. “¿Qué ha pasado?”, se preguntaba Vidal. “Sucede que la empresa de taxis más grandes del mundo no tiene ningún taxi en propiedad, que la empresa turística más grande no tiene hoteles, que la mayor compañía de contenidos no produce contenidos o que el activo publicitario más importante sólo era un buscador”. Un entorno en el que todo es susceptible de ser digitalizado, “y por tanto se lleva por delante sectores enteros”.

Mi amigo el robot (y mi cirujano)

Queramos o no, tendremos que convivir con ellos. Una compañía japonesa está construyendo 1.000 hoteles en los que no trabajará ningún ser humano, la noche costará 15 euros y tendrá 4 estrellas; 180.000 hectáreas de campo estadounidense ya es cultivado sólo por brazos robóticos; la IA ha conseguido curar por primera vez un cáncer gracias a un tratamiento diseñado por el sistema Watson, de IBM. Ejemplos destacados por Vidal, que considera que “los médicos de carne y hueso no van a perder su trabajo, sino que tendrán más tiempo para tratar a sus pacientes”, y es que todo lo que no pueda ser sustituido por máquinas “tendrá un valor incalculable”.

Vidal ha recordado la necesidad de adquirir nuevas habilidades, en las que los robots, como mucho, “nos podrán imitar”: pensamiento social, pensamiento lateral, pensamiento millenial, adaptación a un nuevo concepto de empleo, activar la intuición… “Las ideas son nuestras, y ellos las ejecutarán. Las máquinas son buenas simulando, nosotros creando. Debemos prepararnos para ser una nueva demanda, como empresa y como personas. Y también para saber demandarla. Es un reto tecnológico sin precedentes”.

Big Data y Donald Trump

Las empresas serán competitivas en base a su capacidad para manejar las ingentes cantidades de datos que hoy estamos en disposición de organizar en beneficio propio. “El triunfo de Trump tiene que ver con una gestión inteligente de la información”- explicaba Vidal. Durante la campaña, cada vez que alguien decía algo a su favor en algún medio era registrado y mapeado de modo muy sofisticado. “La conclusión curiosa es que a la gran mayoría les gustaba la serie televisiva The Walking Dead, pero lejos de lo anecdótico fabricaron un perfil determinado al que supieron atacar de forma eficiente en tiempo, canal y forma”.

Las fintech –que han arrebatado ya el 30% del negocio a la banca tradicional- o el coche autónomo – Alemania, “por razones obvias”, ya trabaja en un Código de Circulación que contempla su uso generalizado- son otros de los agentes destacados del cambio.

Con todo, Marc Vidal admite que no tiene mucho sentido definirse como experto en transformación digital y considera más apropiado hablar de especialistas en la materia. “Nadie sabe qué va a pasar dentro de 5 años, es imposible. Resulta que Edison ya tenía un coche eléctrico. Y no hagan caso a la versión oficial, al alarmismo. Habrá momentos duros, pero también un mundo en el que la digitalización romperá todos los límites. Esto es la IV Revolución Industrial, no la robocalipsis. No nos cambian las cosas que hacemos, nos cambia lo que somos”- concluía.

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