TEO, el androide de la UC3M que se comunica en lengua de signos

Se quiere convertir en una asistente del hogar que ayude a planchar, a doblar la ropa o a servir la comida

Científicos de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) han publicado un estudio con los resultados de una investigación sobre la interacción entre robots y personas sordas. En este trabajo han conseguido que un androide, llamado TEO, se pueda comunicar en lengua signante.

“Una de las principales novedades de esta investigación es que hemos juntado dos grandes partes de la Robótica: los sistemas complejos (como las manos robóticas) y la interacción y comunicación social”, explica uno de los investigadores, Juan Víctores, del Robotics Lab del departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la UC3M. 

En el marco de esta investigación, lo primero que han hecho los científicos es indicar, a través de una simulación, la posición concreta de cada falange para representar determinados signos de la Lengua de Signos Española. Posteriormente, trataron de representar esta posición mediante la mano robótica, intentando que los movimientos fuesen similares a los que podría realizar una mano humana.

“El objetivo es que queden parecidos y, sobre todo, naturales –explican los investigadores–. Para ello, se prueban varios tipos de redes neuronales para que modelen esta adaptación y, así, elegir aquella que logre hacer los gestos de forma comprensible para las personas que se comunican con la lengua de signos”.

Por último, los científicos han validado el funcionamiento del sistema interactuando con potenciales usuarios finales. “Las personas sordas que han estado en contacto con el robot han mostrado un 80 por ciento de satisfacción, con lo cual la respuesta ha sido muy positiva”, indica Jennifer J. Gago, otra de las investigadoras del Robotics Lab.

Gestos más complejos

TEO (Task Environment Operator; Operador en el Entorno de las Tareas) es un robot humanoide de uso doméstico desarrollado en el seno del Robotics Lab de la UC3M. De momento, ya maneja el alfabeto dactilológico, que es el abecedario de la lengua de signos, además de un vocabulario muy básico que tiene que ver con las labores del hogar, explica esta investigadora.

Uno de los retos a los que se enfrentan ahora para seguir desarrollando este sistema es “la elaboración de gestos más complejos, con frases completas”, indica otro de los integrantes del equipo del Robotics Lab, Bartek Lukawski.

El objetivo más amplio es que este tipo de robots puedan convertirse en asistentes del hogar, que puedan ayudar a planchar (TEO también lo hace), a doblar la ropa, servir la comida e interactuar con los usuarios en ambientes domésticos. Además, “estas manos robóticas se podrían implementar en otros humanoides y podrían ser usadas en otros ambientes y circunstancias”, señala Jennifer J. Gago.

“Lo realmente importante es orientar todas las tecnologías, todos estos desarrollos que hacemos, en torno a la inclusión de todos los miembros de la sociedad. Es una manera de concebir la tecnología como ayuda para la inclusión, tanto de minorías como de mayorías en una democracia”, recalca Juan Víctores. 

Especiales