Farmacéutica, máster en Salud Pública y doctorada en Biomedicina por la Universidad de Barcelona, Ujué Fresán Salvo ha trabajado como investigadora postdoctoral en la Universidad de Navarra, Loma Linda University (EEUU) y el Instituto de Salud Pública de Navarra. Especializada en dietas sostenibles, su trabajo investigador actual está centrado en el desarrollo de una metodología que permita evaluar, de manera integrada, el impacto ambiental y la salubridad de los alimentos.
El proyecto se llevará a cabo en el departamento de eHealth de la ISGlobal-Campus Mar de Barcelona. Fresán es una de las elegidas –junto a Marta Albo y Adrián González Guzmán– que cuenta con el respaldo de la Fundación Daniel y Nina Carasso a través de la segunda edición de la Daniel Carasso Fellowship, ayudas postdoctorales dotadas con 160.000 euros.
La investigadora explica a Innovaspain que la metodología prevista servirá de base para validar una herramienta basada en tecnología eHealth en la que la que ha trabajado a lo largo de los últimos tres años, y cuya eficiencia ha sido testada científicamente en un estudio piloto. “Permitirá detectar si la población española sigue una dieta saludable y con bajo impacto ambiental. En caso de no ser así, contribuirá a identificar y atacar los principales aspectos a modificar de la dieta”, detalla Ujué Fresán.
«De manera general, la dieta de los españoles está lejos de ser saludable y medioambientalmente sostenible»
Según la experta, aunque, generalmente, los alimentos saludables provocan menor impacto ambiental, esto no siempre es así. “Existen alimentos buenos para nuestra salud cuya producción puede implicar daños sobre el ecosistema”. La investigación es relevante porque evalúa ambos aspectos a la vez, una integración “fundamental” para promover dietas positivas en todos los sentidos, más allá del beneficio individual.
Fresán afirma con rotundidad que, de manera general, la dieta de los españoles está lejos de ser saludable y medioambientalmente sostenible. “Sin embargo, no existe una metodología establecida que permita evaluar de manera integrada ambos aspectos”. El tiempo apremia. “La FAO ha lanzado un llamamiento para que la ciencia profundice en estos aspectos. Este estudio quiere dar una respuesta a la urgencia y, en paralelo, crear la primera base de datos española que recoja la salubridad y el impacto ambiental de los alimentos más consumidos en el país. Si la herramienta eHealth es validada como esperamos, podremos aplicarla a gran escala y conseguir un cambio dietético de gran alcance entre la población española”.
Sumar efectivos
Ahora ha de enfrentarse a distintas complejidades. “Por un lado, no es sencillo determinar la metodología más adecuada para valorar la salubridad de las dietas. Los efectos de la alimentación en nuestra salud no se reducen a la mera suma de los nutrientes que ingerimos”, asegura Ujué Fresán. “Tampoco será fácil estimar el impacto medioambiental de los alimentos. Soy consciente de que no siempre dispondremos de datos precisos, pero nadie dijo que investigar fuera fácil. No estoy sola. Uniré fuerzas con otros expertos del área. Con mi experiencia previa y su apoyo espero que superemos las barreras con las que nos toparemos a lo largo del desarrollo del proyecto”.
Se declara curiosa por naturaleza. “Me encanta aprender cosas nuevas, así que desde bien pequeñita he sabido que quería ser investigadora”. Conforme crecía, sus intereses pasaron por la botánica, la genética, la biología molecular “y un largo etcétera”. Las dudas se disiparon cuando comenzó a investigar en epidemiología nutricional. “La alimentación sostenible me llevó a descubrir la gran pasión de mi vida. Investigar y promover este tipo de dietas es mucho más que un trabajo. Se trata de un propósito vital”.
Más ayudas
Recibir la Daniel Carasso Fellowship ha sido para Ujué Fresán un regalo, nunca mejor dicho. “Recibí la noticia el día de mi cumpleaños. No es una ayuda cualquiera, ya que está exclusivamente destinada a la investigación en alimentación sostenible. Es un reconocimiento a mi carrera y un estímulo para seguir investigando en este tema, pese a la precariedad de la investigación en nuestro país. A través de la Fundación Daniel y Nina Carasso espero ampliar mi red de contactos”.
La investigadora insiste en que, si bien durante la pandemia el trabajo de investigadores e investigadoras salió a la luz y el colectivo recibió cierto reconocimiento social, a día de hoy “seguimos con las mismas condiciones precarias”. Ujué Fresán se refiere tanto al salario como a los contratos. “Son siempre de una duración reducida, generalmente 2-3 años, un periodo demasiado breve para la ejecución y evaluación de las investigaciones que acometemos. Además, es muy difícil hacerse con un puesto estable. Tal y como están las cosas, se trata de una misión prácticamente imposible”, concluye.