Reino Unido no tiene un documento parecido al DNI español. De hecho, este tipo de identificación le resulta extraña a sus ciudadanos. La última vez que los británicos tuvieron que llevar un documento de identidad fue durante la Segunda Guerra Mundial. Ha llovido desde entonces y la pregunta sigue siendo la misma: ¿es necesario un DNI o algo que se le asemeje? Las opiniones son tan diversas como los colores, pero la digitalización podría contribuir a zanjar el debate.
Tras el fracaso en 2010 del Gobierno, cuando abandonó los planes de un nuevo DNI por el rechazo social, en 2021 se volvió a poner sobre la mesa los planes de un DNI 100% digital. Ahora el país se está planteando un potente eje interpartidista entre los líderes laboristas y conservadores para avanzar en esta dirección. La idea viene respaldada por un nuevo informe publicado por el Instituto Tony Blair que aboga por la introducción de documentos de identidad digitales. El máximo responsable de fronteras del Reino Unido Phil Douglas habló recientemente en la conferencia de la Asociación de Operadores Aeroportuarios sobre los avances en biometría y seguridad de datos que "han hecho que el pasaporte de papel sea prescindible".
"Está claro que eliminar documentos físicos puede simplificar el proceso de verificación de identidad y reducir los costes asociados con la gestión de documentos en papel", asegura a Innovaspain Chris Briggs, vicepresidente sénior de Identidad en Mitek, empresa de software especializada en la verificación de identidad digital y el procesamiento de imágenes móviles mediante inteligencia artificial. "Es una agilización absoluta de los procesos y proporciona mayor comodidad a las personas, sobre todo con la falta de tiempo que tenemos hoy en día. También si piensas en situaciones de mucha presión donde necesitas una aprobación de documentos rápida, la digitalización es muy beneficiosa", apunta.
Reino Unido quiere convertirse en una superpotencia científica y las tecnologías lideradas por la IA, la biotecnología y la tecnología del cambio climático podrían crear un país nuevo –sumido en una larga crisis desde antes del Brexit– más competitivo económicamente y con servicios estatales más inteligentes. La introducción de un DNI digital podría ayudar al gobierno a comprender mejor las necesidades y preferencias de los usuarios, mejorando el diseño de los servicios públicos. A España este contexto no le coge con el pie cambiado, ya que podría aprovechar también el tren de la revolución tecnológica, especialmente gracias a los fondos europeos Next Generation.
España es el séptimo país más avanzado de la Unión Europea en cuanto a servicios públicos digitales y la media de españoles que participa activamente en los servicios de la administración electrónicia (67%) es mayor que la media europea (64%). "España tiene una base trabajada para dar el salto hacia un mundo sin documentos. Además, el país ha adoptado diversas normativas para regular la identidad digital y los servicios electrónicos, como la Ley de los servicios electrónicos de confianza, que tiene como objetivo establecer un marco legal para la identificación digital. Y algo muy importante es el DNI 4.0, el cual los españoles podrán llevar muy pronto en el móvil", valora Briggs.
Respecto al DNI digital, al ser en formato virtual, los ciudadanos podrán acceder a sus datos almacenados en el fichero del DNI y acreditarse con la misma validez como si usaran el documento físico. Entre sus beneficios: una mayor seguridad al eliminar el riesgo de robo, una comodidad superior al poder realizar trámites desde cualquier lugar y en cualquier momento, la integración con otras tecnologías como la firma electrónica para mejorar la eficiencia y la seguridad de las transacciones online y la accesibilidad.
Si bien es cierto que la introducción de nuevas tecnologías puede ser un desafío para algunas personas, especialmente para las personas mayores que no están tan familiarizadas con ellas, Briggs sostiene que "la sociedad en general es cada vez más consciente de la necesidad de avanzar hacia una identidad digital más segura y conveniente, hacia una identidad digital holística".
La implementación del DNI 4.0 no significaría la eliminación completa de los documentos físicos. "Se busca proporcionar una alternativa digital segura y accesible para aquellos que deseen utilizarla. Por eso, el proceso de transición debería ser gradual. Es importante que las autoridades se aseguren de que todas las personas tengan acceso a la información y la formación necesarias", puntualiza Briggs.
Su visión sobre cómo la Unión Europea afrontará estos cambios es optimista. "La UE proporcionará a los ciudadanos el control de sus propios datos y les dará la libertad de decidir exactamente qué información compartir, con quién y cuándo. Por ahora, las personas se encuentran en una posición de dependencia de las billeteras digitales suministradas por compañías privadas, muchas de las cuales no están vinculadas a una identidad verificada, lo que dificulta la protección contra fraudes".
Es fundamental, pues, que se establezcan marcos reguladores sólidos para garantizar la privacidad y seguridad de los datos personales. La UE ya ha tomado medidas significativas en este sentido con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Pero aún queda trabajo por hacer. "La UE también debe seguir trabajando en estandarizar los sistemas de verificación de identidad digital para que sean interoperables en toda la región. Esto permitiría un mayor grado de confianza y seguridad en las transacciones digitales", concluye el experto.