Solo cada aproximadamente 20 años la UNESCO se manifiesta sobre los retos que tiene la educación por delante. Por eso fue tan importante la presentación del pasado martes, en CaixaForum Madrid, de su informe mundial ‘Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación’. Tal es la magnitud del proceso de elaboración que en él ha participado más de un millón de personas de 45 países a través de un proceso de consulta global. La parte de recopilar, ordenar y dar forma a todos esos datos llevó un periodo de dos años.
Si bien ha sido presentado ya en determinados países, los últimos flecos de su aterrizaje en España fueron posibles gracias a la Fundación SM. Que, por cierto, es también la encargada de llevarlo al portugués. En este arduo trabajo que comienza a raíz de la presentación, ambas instituciones contarán con la ayuda del programa EduCaixa de la Fundación “la Caixa”.
El maestro de ceremonias fue Alejandro Fernández de las Peñas, responsable comercial del Área Corporativa de Educación y Marketing de Fundación “la Caixa”. Reflejó la importancia de la educación en acuerdos globales como los Objetivos de Desarrollo del Milenio (finalizado en 2015) o los vigentes Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
El redactor principal de dicho informe, Noah W. Sobe, participó por videollamada para analizar las claves de esta obra, que tendrá vigencia, en principio, hasta 2050. “Su principal objetivo es generar una agenda para el debate, la investigación y la educación global en un mundo como el de hoy, de creciente incertidumbre y precariedad”, apuntó.
O, dicho de otra manera, crecer en un mundo BANI (‘B’ de frágil; ‘A’ de la ansiedad que genera; ‘N’ de no lineal e ‘I’ de incomprensible), según aportó Fernández de las Peñas.
Nada tiene que ver esta humanidad con la que examinó la comisión Delors (por el apellido del político francés que dirigió el proyecto, Jacques Delors) en 1996 para la creación del segundo informe. En esta tercera edición, el contexto arroja “gobiernos menos democráticos y más sentimiento populista”. Pero a su vez, aparecen contrapesos como “más participación ciudadana y activismo”.
La tecnología, hoy, es irrevocable. No obstante, lo que preocupa a Sobe no es tanto su existencia sino su democratización y uso ético. Y la educación cumple un papel fundamental en ello. Al igual que esta nueva educación que plantea la UNESCO tendrá que forjar “conocimientos y valores imprescindibles” para armonizar el futuro de la humanidad.
Una llamada a la acción inminente
Entre los objetivos que tiene este informe, que evidentemente va dirigido a los gobiernos y sistemas educativos mundiales, hay una clara voluntad. La puso de manifiesto Mayte Ortiz, directora de la Fundación SM: “es una llamada a construir el movimiento de transformación de la escuela”.
De ahí que el compromiso de Fundación SM, UNESCO y Fundación “la Caixa” se oriente en presentar al colectivo docente el contenido consensuado. Por parte de su fundación, Ortiz adelantó que se han comprometido con la UNESCO en “hacer llegar a las escuelas” el informe. Y, a partir de las propuestas recogidas en él, promover y difundir “prácticas educativas de calidad”.
Lo que ya está es una web que invita a todos los actores que participan en la educación a sumarse a un movimiento internacional. A preguntas de los medios, detalló que será a “dos niveles”. Uno de carácter global, implicando a docentes de toda Iberoamérica para consensuar una serie de prácticas educativas. Y otro, local, mediante encuentros que comenzaron este miércoles, en los que participarán personalidades de la UNESCO o vinculadas a la educación de las distintas comunidades autónomas donde se celebren los actos.
Si en algo enfatizó Ortiz fue en que este informe supone una “invitación a la movilización social” que derive en consensos a través del diálogo entre entidades públicas, privadas y universidades. Es, explicó, la esencia del nuevo contrato social.
El paradigma obliga, además, a colaborar “juntos” para preparar los “futuros” de la educación. Recalcó el plural porque el mundo de hoy es diverso. Y el que vendrá obligará a diseñar políticas educativas con “mucha o cierta autonomía” para que los profesores lleven “la mejor educación” a sus alumnos.
Educación “a lo largo y ancho de la vida”
Parafraseando al secretario general del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid (CAM), su presidenta, Pilar Ponce Velasco, dijo que hay que aspirar a una “educación a lo largo y a lo ancho de la vida”. En lo que atañe al sistema autonómico, mencionó paradigmas de hacia dónde debería encaminarse la educación, como el protocolo de absentismo. La comisión, de carácter interdisciplinar, creada para combatir tal fin es un ejemplo de cómo se pueden “los romper techos de cristal y las barreras que el sistema pueda crear”.
Ponce puso a disposición de los organizadores la institución que preside para hacer llegar este informe a los centros madrileños. Sobre uno de ellos, el I.E.S. Julio Verne de Leganés, destacó cómo marca el camino a seguir en línea con las recomendaciones de la UNESCO. En ese centro se practica un modelo de coeducación “donde los docentes comparten el tiempo de clase”.
Son ellos “la piedra angular del funcionamiento del sistema educativo”, zanjó. Por esta razón, también en la CAM se está haciendo hincapié en el sentido del uso de las herramientas tecnológicas. Estas permitirán que los profesores enseñen a cómo usarlas y garanticen una educación “personalizada”.
Ahora es el momento para introducir esas tecnologías en la educación a medida de cada alumno. Pero no quiso olvidarse de que la transformación digital también crea brechas. De ahí que instase a que lleguen a todos en todo el mundo, en línea con una de las recomendaciones del informe, cuyo trabajo fue liderado por la presidenta de Etiopía, Sahle-Work Zewde. Ponce, quien vivió durante años en aquel país, aplaudió que se haya pasado de 10 a 24 millones de niños escolarizados “en pocos años” gracias a un plan puesto en marcha por ese gobierno.