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El escudo de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) en el edificio del Rectorado.(Imagen: WIKIPEDIA/surueña).

“Cuando volvamos a las calles, tenemos que ser conscientes de que la universidad es un escudo protector para la sociedad”. La frase es de Eduardo Sicilia, consejero de Ciencia, Universidades e Innovación de la Comunidad de Madrid, y la pronunció ayer, durante el encuentro virtual organizado por el diario EL MUNDO para analizar el papel de la institución en la era post COVID-19.

El debate sirvió además para radiografiar la vertiginosa y obligada transformación a la que se ha visto sometida la universidad con la irrupción del coronavirus. Un proceso en el que el cambio se solapa con el aprendizaje y que ha de ir más allá de lo tecnológico para perdurar.  

“Hoy ya somos digitales. En un fin de semana, el 80 % de los alumnos empezó a seguir sus clases vía online. Un proceso que hubiera durado meses o años. Es en situaciones límite donde somos capaces de dar una respuesta así”, ha argumentado Sicilia. “Profesionalmente quizá nunca vivamos algo de esta envergadura”, añadía.

Una oportunidad

El consejero considera que el desembarco de la tecnología es la llave para que la universidad aborde un cambio de modelo más profundo. “Es una oportunidad para repensar sus roles. ¿Qué tiene que saber un estudiante? Ahora más que nunca necesitamos gente entrenada para gestionar la incertidumbre. Personas capaces de enfrentarse a una realidad distinta”.  

“Como institución -añadía Sicilia- la universidad tiene que volver a ser un centro que fomente un ecosistema de relaciones con ciudadanos, empresas o investigadores. El cambio más importante será cultural”. El consejero ha aludido a cómo el gobierno regional ya provoca que se desencadenen estas conexiones. Lo hizo en un hackaton donde más de 8.000 personas trabajaron codo con codo para desarrollar ideas que ayudaran a lidiar con la pandemia.   

En primer impacto

Para Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo, la revolución digital ha venido para quedarse. “En las tres universidades del Grupo CEU hemos podido anticiparnos gracias al esfuerzo y a la inversión acometida sobre todo de los últimos dos años”. Según la rectora, la transformación digital es un eje estratégico de la institución. Por ello cuentan con embajadores digitales en la organización, que han ejercido como palanca para otros docentes y personal menos habituado a estas cuestiones. También alianzas con tecnológicas, como Microsoft, para desarrollar nuevos títulos, en este caso de IA, de cara al próximo curso.

Un momento del encuentro celebrado ayer .

Visiedo considera que los estudiantes han estado a la altura. “Es espectacular su capacidad de reacción y adaptación. Eso sí, pensamos que parte de nuestra experiencia formativa en valores va a seguir siendo imprescindible. La revolución no es efímera, pero debe mejorar para quedarse. Hemos acelerado un proceso de años, pero los estudiantes nos exigirán más. No podemos desaprovecharlo. Tenemos que mejorar metodologías y el diseño de contenidos formativos”.

Por su parte, el rector de la Universidad Politécnica de Madrid, Guillermo Cisneros, ha recodado cómo en su universidad llevan casi tres décadas investigando y enseñando el funcionamiento de los entornos de docencia digitales. Cisneros ha dejado patente que en la UPM todos han arrimado el hombro en las últimas semanas. “Hay que agradecer también el esfuerzo al personal de administración y servicios. Por ejemplo, han desarrollado una plataforma capaz de abordar 5.000 exámenes simultáneamente. Determinadas actividades de investigación también comienzan a gestionarse en remoto”.  

El nuevo curso y confirmar el modelo híbrido

“Buena parte de lo que hagamos en septiembre tendrá que ver con lo que nos indiquen desde el Ministerio de Sanidad”, señalaba Eduardo Sicilia, para quien la posibilidad de retomar las clases en espacios cerrados es aún una incógnita. “La realidad nos dice que, al menos el comienzo del curso, convivirán ambos modelos”. Un nuevo funcionamiento que el consejero hace extensible a otros ámbitos. “Hay que repensarlo todo y seguir entrenando. Trabajar en remoto no tiene por qué ser algo puntual”.

En el CEU y la UPM contemplan varios escenarios. Rosa Visiedo aseguraba que “pase lo que pase” estarán listos para empezar. “Estamos aprovechando para mejorar la dotación tecnológica de las aulas. Lo hacemos pensando en clases que puedan ser seguidas por los alumnos de manera presencial o remota”. Un 25 % de los alumnos de las tres universidades del grupo son extranjeros y las cuestiones fronterizas suponen uno de los puntos calientes en la gestión de la pandemia.

A este respecto, Guillermo Cisneros ha confirmado que, “aunque todo está en suspenso”, el 100 % de las movilidades de estudiantes están concedidas. Además, la UPM está elaborando un plan para aminorar el impacto del COVID-19 en las intenciones de los estudiantes de otras Comunidades Autónomas, para los que Madrid y la Politécnica “son un polo de atracción”. Más allá, la hoja de ruta que en la UPM han bautizado como “El día después será”, implica el viraje estratégico de la institución. Una etapa post COVID-19 “en la que colaboraremos en la reconstrucción de nuestro entorno con la Economía Circular y la Agenda 2030 como pilares”.  

La empresa, aliada de la universidad

Belén Gancedo, directora de Microsoft Educación, representa a una de esas compañías que han ayudado a frenar el golpe. “El coronavirus nos ha puesto a prueba. Ha sido todo un examen sorpresa que han aprobado con nota los docentes, los alumnos y sus familias”.

Para Gancedo, si pretendemos que el cambio tenga calado, la transformación digital debe ser mucho más que llevar lo presencial a un entorno virtual. “Tiene que formar parte de la estrategia de la universidad, con un liderazgo que parta del rector y la junta directiva. Este es un proceso en el que todos tenemos que aprender a organizar nuestro tiempo de una manera nueva”. Y ha incidido en la intención de Microsoft de ser “un apoyo tecnológico fundamental en todas las universidades” sin dejar por ello “de aportar valor pedagógico”.

Susana García Espinel, directora de Santander Universidades y Universia España, ofrecía un dato revelador para entender la magnitud del cambio. “De un día para otro, un millón y medio de estudiantes ha pasado a recibir clases en formato virtual. Hemos logrado un primer objetivo, que era no parar la formación. Ahora hay que continuar con ese dinamismo e interacción. Y quizá el gran reto sea lograr evaluar a distancia. Aquí vamos a tener que batallar para hablar de un verdadero escenario de e-larning”.

García Espinel apuntaba que esto es solo el principio de un cambio profundo. “Las instituciones educativas van a vivir un proceso de transformación en el que la formación online es un primer paso. Quedan grandes inversiones que acometer y estrategias por integrar para dar cabida a la inteligencia artificial, la realidad virtual, el big data o el blockchain”.

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