Puede que las universidades españolas hayan perdido recursos humanos y materiales en los últimos años. Sin embargo, han hecho frente a la adversidad y han mejorado su productividad científica, su visibilidad y el número de patentes concedidas. Ésta es la principal conclusión del nuevo informe anual sobre la I+D+i universitaria de IUNE, un observatorio compuesto por la Universidad Autónoma de Barcelona, la Autónoma de Madrid, la Carlos III de Madrid y la Pompeu Fabra.
A través de una batería de indicadores, el informe recoge datos de un total de 79 universidades españolas públicas y privadas, correspondientes a la década transcurrida entre 2006 y 2015.
La productividad de los profesores está en la cara positiva de este estudio, ya que refleja cómo casi se ha duplicado en este periodo, pasando de 0,49 documentos en 2006 a 0,83 en 2015. Si se analiza por Comunidades Autónomas, Cataluña es la más productiva, al ser responsable del 25,68%, seguida de Madrid (19,91%). Y si se atiende a áreas temáticas, las Ciencias Experimentales siguen siendo las más representadas (36%), aunque sufre un ligero retroceso. Por el contrario, las Ciencias Sociales y el área de Arte y Humanidades han aumentado su peso hasta alcanzar el 10,80% y el 5,89% respectivamente.
También es positivo el balance de la colaboración científica, sobre todo la internacional, que ha alcanzado el 48,11%, lo que supone 12 puntos más que al comienzo de este informe. Por países, EEUU sigue siendo el país con el que más se colabora, seguido de Reino Unido y Alemania.
Por su parte, el informe pone de manifiesto que las investigaciones realizadas desde universidades españolas generan un mayor impacto. Asimismo, destaca el aumento en un 125% del número de patentes concedidas desde 2006 y una mayor atracción del talento investigador, al subir en los últimos años los contratos postdoctorales Juan de la Cierva y Ramón y Cajal.
La cara negativa
La parte menos positiva de este estudio está en lo que a datos económicos e investigadores se refiere. Si bien el gasto interno por investigador se ha incrementado en el último ejercicio analizado, aún sigue sin igualar las cifras de 2008, año en que estalló la crisis económica.
Tampoco mejora la situación si se atiende a los ingresos generados por la investigación: han disminuido en un 19% desde 2008 e incluso en algunos centros este descenso ha sido del 67%. Una evolución decreciente que también se observa en cuanto al número de investigadores en el sistema científico español. Entre 2010 y 2015 este indicador ha bajado poco más de 9 puntos, si bien hay una ligera mejoría en el último año del estudio.