La Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) lidera, en colaboración con otras entidades educativas de Cuba y Haití, un proyecto de cooperación internacional destinado a fortalecer los sistemas de enseñanza superior de ambos países latinoamericanos en el ámbito de las energías renovables.
RENET (Renewable Energies Education Network) se configura como una red de cooperación triangular en torno a varias líneas de trabajo. Por un lado, la creación de un postgrado en energías renovables, así como la formación teórico-práctica a través de cursos, talleres e intercambios de investigadores entre las universidades socias.
Por otra parte, la dotación de las infraestructuras necesarias para dicha formación en los centros correspondientes (Aula de Energías Renovables o una Unidad de Investigación y Tecnologías Alternativas). Por último, la creación de redes académicas, de investigación y con la sociedad civil, con una proyección a futuro suficiente como para garantizar su sostenibilidad, expansibilidad y visibilidad en los próximos años.
En RENet, además de la UC3M, han participado otras instituciones de educación superior, como la Universidad del Estado de Haití (UEH), la Universidad de Oriente (UO) o el Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa (ISMMM), ambas en Cuba. Además, han intervenido organizaciones sociales como Energía sin Fronteras (ESF), Cubasolar o la italiana Agenzia per la Promozione de la Recerca Europea.
Tras casi cuatro años de trabajo, los socios han llevado a término un 70 por ciento de los objetivos inicialmente propuestos, según se ha explicado en el último encuentro entre todos los socios del programa, celebrado este mes de junio en Puerto Príncipe (Haití).
El proyecto, que se desarrolla en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, persigue promover el acceso a una energía segura, limpia y asequible. Esto resulta determinante para la reducción de la pobreza, posibilitar el acceso a servicios básicos (sanidad y educación) e impulsar el crecimiento económico en dos países tradicionalmente lastrados por la dependencia de los recursos energéticos importados y la escasa implantación de las tecnologías de fuentes de energía renovable.
En Cuba, aunque el 96 por ciento de la población tiene acceso a la electricidad, este porcentaje se reduce al 81 por ciento en zonas rurales, mientras que en las zonas montañosas más remotas, el acceso a este servicio es aún deficiente. Por otra parte, el 90 por ciento de la producción eléctrica proviene de energías fósiles importadas y sólo el 5 por ciento proviene de energías limpias (hidroeléctrica, eólica, fotovoltaica y biomasa). La cobertura de electricidad en Haití, por su parte, es la más baja en la región de América Latina y el Caribe: el 36 por ciento. Es decir, casi 7 millones de personas no tienen acceso a la electricidad.