Según el último informe PISA , la comprensión lectora de los alumnos españoles ha caído catorce puntos respecto a 2012. Un descenso que el informe PIRLS ya anticipaba en 2021 al constatar que, en solo cinco años, los alumnos españoles de nueve a diez años habían empeorado siete puntos en comprensión lectora.
Llorenç Andreu; catedrático de Psicología y Ciencias de la Educción y líder del Grupo de Investigación en Cognición y Lenguaje (GRECIL), del NeuroDevelop eHealth Lab, adscrito al eHealth Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), reivindica el papel de la lectura compartida como técnica para reforzar la comprensión lectora.
“Pese a contar con el beneplácito de los académicos desde hace más de treinta años, la lectura compartida aún no tiene el lugar que se merece en muchos hogares», explica Andreu. “La interacción que se crea entre un niño que está aprendiendo a leer y otra persona que ya lee correctamente, ya sea otro niño más mayor-un familiar o un maestro- motiva y guía al novel para que mejore su comprensión lectora y fluidez lingüística”, añade.
Compartir lectura, ¿ de manera pautada o espontánea? Ambas opciones son válidas
Hay muchas maneras de practicar la lectura compartida. «Tenemos la más espontánea, cuando el padre o la madre se sientan a leer con sus hijos antes de dormir; o la más estructurada, con un libro que incluya instrucciones de cómo leer y preguntas para hacer al niño con el fin de que interactúe con el texto. Aunque la primera opción tiene muchos efectos positivos para el menor, con la segunda se consiguen efectos contundentes para el desarrollo de la lectura”, apunta el catedrático de la UOC.
Asimismo, Howard Goldstein, vicedecano y profesor de Ciencias de la Comunicación y Trastornos de la Comunicación en la Universidad del Sur de Florida (Tampa, EE. UU.) y doctor en Psicología del Desarrollo y Discapacidad Intelectual por la Universidad Vanderbilt (Tennessee, EE. UU.) aseguraba, en un encuentro de expertos el pasado noviembre, que “la lectura compartida resulta más pautada y consciente tanto para el niño como para quien lo guía. Por lo tanto, se crea un vínculo que anima a los más pequeños a comprender y responder. Y es así como interactúan con el lenguaje”.
Al no tener ninguna afectación física visible, «los problemas de comprensión lectora son más difíciles de diagnosticar. Los efectos de una comprensión lectora pobre tienen un impacto importante en la vida y el desarrollo de la persona», asegura el profesor Llorenç Andreu.
En esta línea también se posiciona Goldstein, quien señala que una pérdida de competencia lectora también afecta a cómo uno expresa sus emociones. “Si se lee poco, la capacidad de expresión y de comprensión también merma. El lenguaje es una herramienta de regulación emocional y expresión; por lo tanto, de forma más indirecta, también afecta en el terreno psicológico y emocional».
Predicar con el ejemplo
Para mejorar la compresión lectora, aparte de la detección temprana, los expertos recuerdan la importancia de crear afición por la lectura. «El gusto por la lectura se debe crear mucho antes de que los niños lean. Obviamente, un libro no tiene la estimulación que tiene un móvil; leer requiere esfuerzo, pero es importante que se generen estos hábitos desde bien pequeños», recuerda Andreu.
Aunque según diferentes estudios, en España más de un tercio de los ciudadanos (35,2%) siguen sin leer nunca o casi nunca, la lectura compartida ha ganado seguidores en los últimos años y cada vez son más los colegios o las bibliotecas públicas que apuestan por ella.
Cuentan con la figura del experto novel o padrino de lectura que, como explica el profesor de la UOC, «suelen ser niños de cursos superiores que dedican unas horas cada semana a leer con otro que está aprendiendo». “Habrá que esperar para saber cuáles son los resultados de estas incursiones, pero la alfabetización empieza en casa” concluye el experto.