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Turistificación: el siglo XXI sigue castigando al pasado

José Tomás Palacín

El proyecto HBIMSIG-Turismo analiza el impacto de la saturación turística en bienes patrimoniales y espacios públicos en el centro de Valencia

turistificacion HBIMSIG

Un equipo de investigación de la UPV -concretamente, del Centro Pegaso- ha desarrollado una iniciativa que permitirá la creación de un protocolo de planificación turística para preservar el patrimonio cultural de Valencia. Gracias a este proyecto, llamado HBIMSIG-Turismo, han podido advertir una “emergente necesidad” ante el auge de la turistificación: hay que identificar medidas preventivas para conservar el casco histórico.

“Claro que la turistificación o el turismo masivo del centro histórico, pone en peligro la conservación del patrimonio. Y también genera graves problemas sociales. Por eso, desde este proyecto, si bien no se han abordado los temas sociales, sí se ha abordado la identificación de medidas de conservación de orientación preventiva para salvaguardar los bienes patrimoniales, que son en el fondo los que le dan identidad a una sociedad y los que hacen que el patrimonio pueda ser un motor socioeconómico de la ciudad”, explica la investigadora María José Viñals quien, junto a Concepción López, lidera este proyecto.

“Lo que pasa que hay que encontrar el punto de equilibrio en el cual no sea impactante sobre el propio elemento que está generando esa riqueza en la ciudad”, argumenta.

El turismo en la ciudad de Valencia ha crecido, después de la pandemia, a un ritmo mucho mayor de lo esperado, según la propia investigadora. Al parecer, ya tenía un buen ritmo de crecimiento, “pero ahora todavía está creciendo más”. 

Es por eso que, como esgrime Viñals, si no hay una planificación “muy específica”, tanto a nivel de ciudad como a nivel de los edificios, se pueden plantear problemas de saturación y de congestión en algunos puntos de Valencia y en algunos de sus monumentos. 

¿Y cuáles son estos problemas? “Esta turistificación, este exceso de personas, tiene impactos diversos. Los primeros tienen que ver con los monumentos y los sitios que se visitan. También las calles que rodean o que están en el centro histórico, cerca de los monumentos y de los atractivos claves sufren una gran saturación de personas muchas veces. Y también las personas que residen en estos barrios, que sufren las consecuencias de un exceso de personas en el espacio público”.

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Turistas por el casco histórico de Valencia. (Imagen: UPV)

El proyecto HBIMSIG-Turismo

Viñals cuenta que en el proyecto HBIMSIG-Turismo han incorporado varias tecnologías digitales para poder analizar y conocer en detalle los edificios patrimoniales y también el espacio público urbano del centro histórico de la ciudad de Valencia. “Así vemos cómo planificar y gestionar esta actividad de visita pública que tiene lugar en los monumentos y conocemos el flujo de personas, la movilidad y la distribución en estos entornos urbanos”.

De hecho, las investigadoras han trabajado en nuevos modelos que integran información espacial (SIG) e información sobre los elementos arquitectónicos patrimoniales (HBIM), integrados en la plataforma HBIM- SIG. En ella, incorporan datos extraídos de sensores ambientales y de estimación del volumen, densidad y comportamiento de los flujos de personas en momentos de turistificación.

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Una de las herramientas de conteo de HBIMSIG-Turismo. (Imagen: UPV)

Conclusiones

Según Viñals, HBIMSIG-Turismo ha permitido conocer en profundidad y detalle los edificios para poder estimar la capacidad de carga de visitantes que tienen cada uno de ellos, así como también conocer la capacidad de carga de los entornos urbanos y de las calles que hay alrededor. “Estos resultados -señala- serían el número de ideal de personas que permitirían una visita sin causar daños ni impactos al monumento y además resultando satisfactoria para el visitante”.

De este modo, una vez conseguidos los datos, el siguiente análisis del proyecto fue conocer cuantitativamente el número de personas que circulan en el interior de los edificios y también en las calles. 

“El número de personas que visitan los edificios religiosos que hemos estudiado, que han sido la Catedral, San Juan del Hospital y el Colegio del Patriarca, los sabemos porque las propias instituciones hacen recuentos de datos. Sin embargo, el de las calles nadie tenía una idea exacta de cuántas personas circulan por ahí”, explica. 

“Entonces, nosotros, con sensores de imagen, con videocámaras, hemos hecho recuentos. Tenemos cámaras contando todo el día, aportando datos en tiempo real y aportando sólo datos de conteo, pero no imágenes, para salvaguardar así la privacidad de las personas. Esto nos ha llevado a ver que hay muchos días al año, sobre todo los festivos y determinados horarios del día, donde hay una gran saturación de personas, por ejemplo, en la calle del Miguelete”. Aunque también han detectado otras situaciones de congestión puntual cuando hay encuentros de grupos de turistas en el entorno de la Plaza de la Reina o en la Plaza de la Virgen. 

“Para que nos hagamos una idea de la turistificación de Valencia -indica Viñals-: el día de San José de este año se contabilizaron más de 215.000 personas transitando por la calle del Miguelete. Esto es una cantidad enorme de personas, que roza casi los niveles de densidad extrema de tráfico de personas”, ilustra.