Licenciada en Química y doctora en Química Orgánica, Valle Palomo, ha sido reconocida por los programas CaixaResearch de innovación en salud y Junior Leader de la Fundación “la Caixa”. Actualmente trabaja en IMDEA Nanociencia. La investigadora ha participado en un nuevo Desayuno de INNOVACIÓN, organizado por Innovaspain en CaixaForum Madrid, donde distintas mujeres referentes de los ámbitos público y privado han analizado el papel de la mujer en la ciencia con el foco en la aún vigente brecha de género.
En su caso, Palomo admite que no había sufrido ninguna situación de desigualdad hasta que llegó a Estados Unidos para completar su etapa posdoc. “En base a una serie de preguntas, una herramienta de la propia universidad ‘predecía’ las posibilidades de llegar a puestos de responsabilidad, como investigadora o investigador principal. El género era un hándicap de inicio”. Desde entonces, ha detectado que, por norma general, los altos cargos suelen ser masculinos, incluso en carreras con un número parecido de chicos y chicas en el aula. “Es en este punto donde debemos trabajar más activamente para modificar la realidad”.
Estabilidad en entredicho
El problema de la inestabilidad laboral en el campo investigador es un muro que afecta a ambos sexos, aunque las mujeres han de afrontar dificultades extra, vinculadas a la maternidad y el cuidado familiar. “Las nuevas legislaciones intentan aportar estabilidad a una edad más temprana. Tendremos que esperar unos años para conocer su efecto verdadero. No tiene sentido que investigadores excelentes tengan que pasar de los 40 para asentar su carrera; es inadmisible a nivel laboral, pero también mental y familiar. Creo que las leyes son mejorables, y que habría que considerar con más decisión las reducciones de jornada en la ampliación de los proyectos, al igual que ocurre con las bajas de maternidad y paternidad. Fomentaría la igualdad”.
Apoyo real
Para Valle Palomo ha resultado clave el apoyo de Fundación la Caixa. La entidad la ha ayudado en dos momentos distintos de su carrera. “El programa Junior Leader fue importante cuando regreso a España como Posdoc; es un momento de paréntesis, en el que en teoría los investigadores jóvenes estamos en condiciones de acceder al programa Ramón y Cajal desde donde formar un grupo propio. Sin embargo, estas ayudas suelen recaer en investigadores más maduros. Gracias a Fundación La Caixa recibí financiación para establecerme con garantías y contratar personal. El programa Junior Leader ofrece unas condiciones muy ventajosas, poco habituales incluso fuera de España, por lo que también invita a volver a los investigadores que salieron del país”.
A través de CaixaResearch, Palomo aceleró el desarrollo investigador hasta el punto de lograr un caso de éxito de transferencia de conocimiento de una patente a la empresa privada. “Necesitamos más apoyos de este tipo. Aumentar la inversión en ciencia desde la administración pública y la empresa. Entender que apostar por la investigación y la innovación supone un retorno seguro, aunque sea a largo plazo. En Europa y el resto del mundo, los países que más invierten en ciencia y tecnología son los que gozan de una economía más saludable. A la hora de invertir en I+D, sobran las dudas”.
Trabajar la igualdad
De vuelta a su actividad actual, la investigadora se detenía en las políticas de igualdad que son aplicadas en IMDEA Nanociencia. “El centro tiene un plan de igualdad, y una persona experta recientemente contratada. Otras medidas, como el teletrabajo, son muy positivas para la conciliación y a la hora de elegir ponentes para congresos o representantes en las mesas de decisión, se hacen esfuerzos para localizar a esas mujeres excelentes que quizá no han tenido la misma visibilidad y presencia en congresos que los hombres, pero que siempre han estado ahí”.
Al hilo de esta cuestión, Valle Palomo opina que es importante mostrar a las niñas y jóvenes el trabajo de tecnólogas y científicas, pero no necesariamente las más brillantes. “El ejemplo de Marie Curie está muy bien, pero es un caso excepcional. Es preferible visibilizar a personas normales, que trabajan, pero también te las puedes cruzar por la calle. No hay que ser la número uno ni la más brillante para que tu trabajo sea de relevancia”.
Y ante la caída de las vocaciones STEAM, la investigadora insistía en su idea inicial: “Es preocupante, pero más sí cabe en aquellas disciplinas donde empezamos en una proporción 50-50 en la universidad, pero en los puestos de responsabilidad las mujeres no superan el 20 %”. Entre las razones para tratar de comprender el desencanto de las más jóvenes hacia la investigación y la ciencia, Palomo considera que parte de culpa la tienen las redes sociales, que solo muestran un mundo idílico, vibrante, donde el éxito es inmediato y no hay cabida para el esfuerzo y la frustración.