“Devolvemos sensaciones tangibles a un mundo que camina vertiginosamente hacia lo digital empleando estética pura, una narrativa única y exploración constante”. No, resumir los pilares de We Crave Design no es sencillo, pero su cofundadora y directora creativa, Vanessa Redondo, es capaz de sintetizar aún más: “Somos un estudio de diseño de experiencias”.
Desde el corazón de Madrid, ubicados en la Calle Conde de Xiquena, Redondo y su equipo crean momentos únicos con la gastronomía como eje principal. “Generamos recuerdos y emociones. Ya sea con los platos o con nuestros objetos (artefacts) e instalaciones el objetivo es despertar algo en cada persona que nos visite”.
Agilidad para encajar
Cuando echaron a andar en el año 2017 el foco del estudio estaba en otra parte. “Veníamos del art design y estábamos más centrados en experimentar con materiales y técnicas”. A finales de ese año decidieron que aún era complicado que su propuesta calara entre el público de la ciudad. “Al tiempo, todos éramos confesos fanáticos de la cocina y la gastronomía”.
Llevaron a cabo una primera experiencia food design, pequeña, con un chef amigo. “Nos sorprendió la reacción tan positiva de los asistentes, aunque fueran de nuestro círculo próximo. Cambiamos radicalmente”. Después de varias experiencias en 2018, fue en 2019 cuando, además de tener más clara la filosofía de We Crave, el proyecto empezó a ser rentable. “Las marcas se acercaron a nosotros para explorar nuevos terrenos”, apunta Redondo.
Valores diferenciales
“Somos muy experimentales, no sólo por cómo trabajamos o por los materiales que creamos, sino en la relación que establecemos con los usuarios en su experimentación”. Vanessa Redondo describe cómo sus visitantes pasan a veces de la reticencia inicial a un dejarse llevar que les conduce a interacciones únicas. “Detrás de nuestro método hay un descubrimiento personal. Cada persona tiene su visión, que no tiene por qué coincidir con cómo nosotros hemos imaginado la experiencia. El diseño y la gastronomía son medios de comunicación con las personas”.
¿Se parece We Crave a un restaurante Estrella Michelin? “La nuestra es una experiencia exclusiva a un precio razonable (12 comensales, 7 platos, 100 euros maridaje de vinos incluido) ofrecemos mayor cercanía y un ambiente más desenfadado. No nos diferenciamos de un gran restaurante en cuestiones técnicas y de atención, pero dejamos libertad al cliente. Cuando borramos la noción de lo que en teoría es correcto, la gente se abre y está más predispuesta a emocionarse”.
En esta línea, We Crave siempre busca que los proyectos tengan un propósito, “sembrar algo en las personas para que ellos sigan indagando después”. Para redondo, lo más diferencial de su iniciativa es el carácter efímero de las experiencias. “Las abrimos al público durante dos meses (unos días cuando colaboran con marcas) y después no se repiten. La comida es un mundo infinito, pero cada proyecto encierra su propósito y su mensaje. Es bueno no repetir, hay mucho por explorar”.
La pandemia
Cuando mejor les iba, llegó la pandemia. “Fue un choque drástico”, recuerda Redondo. Sin capacidad para hacer experiencias y los eventos de marcas cancelados, tocaba reinventarse. “Se apagaba nuestra mejor virtud, que es compartir con la gente”. Así que se pusieron manos a la obra para diseñar una experiencia que pudiera vivirse en casa con impacto emocional y gastronómico.
El resultado fue con “Intimate Experience - Upsides of Downtime”, con la que We Crave propuso “tomarse un descanso introspectivo, alimentar el cerebro con distracciones saludables, divertirse y dejar que la mente divaguara para pasar un tiempo con nosotros mismos reconectando con nuestro yo interior”. Diseñaron tres kits de experiencias muy diferentes entre sí en torno a los conceptos de tiempo, espacio y desconexión.
Vuelta a la normalidad
En los últimos tiempos, han confirmado lo que antes del COVID-19 ya sospechaban. Crecen los interesados por las apuestas originales como la suya dentro de la escalada del movimiento gastronómico que vive la capital. “Cuando alguien lo prueba, repite y lo recomienda a su entorno”.
Por su parte, las marcas están dispuestas a hacer incursiones fuera del cauce habitual, pero, ¿cuántas de estas experiencias tienen valor real? “Por lo general tenemos que hablar de eventos en los que impera el postureo”, asegura Redondo. “Algunas marcas detectaron el potencial de trabajar con nosotros y estrechar el vínculo emocional con sus clientes. Es verdad que les cuesta entrar, que con nosotros hay que ver para creer, pero cuando una marca decide ir adelante, lo hace a lo grande”.
Cinco Jotas, Nordés… Vanessa Redondo guarda buen recuerdo de todas las alianzas que We Crave ha sellado con corporaciones de prestigio. En cuestiones de originalidad, se queda con Tasting Time, el proyecto que desarrollaron con Alhambra - Barrica de Ron Gradanino. “Hicimos una instalación comestible, donde se cataban las notas de sabor de la cerveza con un bocado antes de degustar la propia bebida”.
2022 // 2023
En la última experiencia que organizaron con público ‘colgaron’ el cartel de aforo completo. “Vamos por el buen camino para regresar a la normalidad. Lo más difícil será volver a eventos de 300 personas, que son los que les compensan a las marcas cuando trabajan con We Crave. En estas citas podemos llevar a cabo propuestas artísticas de mayor escala y mucho impacto. Esperamos recuperar este pulso a finales de 2022 y a buen seguro en 2023”.
Y hay más. En la sede del estudio en Conde de Xiquena abrirán a mediados de abril su propio espacio gastronómico: Altered by We Crave, en colaboración con La Marzocco y Nømad Coffee. “Estamos a pie de calle, y mucha gente entra a preguntarnos qué estamos haciendo. Ahora podremos establecer una relación aún más cercana con la gente. Ofreceremos desayunos y almuerzos en una carta cambiante, vinos ecológicos y algunos productos santo y seña de We Crave en estos años -platos, kombucha, vinagres- además de organizar talleres gastronómicos. Es una propuesta ambiciosa, e iremos poco a poco”, concluye Vanessa Redondo.
Los canales de comunicación de We Crave son Instagram @wecrave_design y mediante suscripción al boletín a través de su web donde sólo informan de nuevas experiencias programadas.