Paisajes oníricos generados mediante inteligencia artificial, futuros donde humanos y máquinas se relacionan en armonía… La exposición ‘Ventanas al futuro’ invita a imaginar un futuro más allá de tópicos catastrofistas. En esta, seis artistas y estudios nacionales e internacionales generan historias audiovisuales desde una óptica optimista e inspiradora y con la tecnología como elemento clave para mostrar ese porvenir.
“Es muy importante generar nuevas narrativas sobre el futuro que sean esperanzadoras porque en realidad es el germen para que eso pueda suceder”, ha explicado María Brancós, jefa de exposiciones de Fundación Telefónica en la inauguración de la exposición este jueves en Espacio Fundación Telefónica.
“En los últimos tiempos todas las narrativas y visiones que tenemos del futuro son un tanto apocalípticas. Yo creo que vivimos en un momento en el que nos acechan muchísimas crisis, muchísimas dudas, muchas preguntas muy trascendentales: qué va a pasar con las democracias, qué va a pasar con la paz, qué va a pasar con la tecnología”, ha añadido. Por ello, “la posibilidad de imaginar futuros optimistas es el primer paso para intentar lograr que eso sea una realidad”.
Se trata de la primera exposición que se presenta en el marco de la celebración del Centenario de Telefónica. Las seis instalaciones audiovisuales podrán verse de manera gratuita hasta el 28 de julio. La exposición contará con un programa educativo complementario para público general y familias.
Más allá de la ciencia ficción
Partiendo de sueños, recuerdos, emociones, la naturaleza o el espacio, con la tecnología como elemento transversal, Lifeforms, Boldtron, fuse*, Infersutdio, Paul Trillo y GMUNK proponen narrativas capaces de moldear el futuro desde perspectivas alejadas de los estereotipos más convencionales de la ciencia ficción.
En Notas para mi yo futuro (2024), el artista multidisciplinar Paul Trillo despliega las voces de personas corrientes que articulan para sí los pensamientos que atraviesan su mente antes de dormir. Las composiciones minimalistas dejan espacio para que la mente y los sueños divaguen y los entornos en los que se sitúa cada sujeto se generan artificialmente a partir del mensaje.
En Código sináptico: patrones de una conciencia digital (2024), GMUNK (Bradley Grosh) propone experimentar el mundo desde la perspectiva de una máquina, combinando la visualización de datos con emociones digitalizada. La obra plasma un futuro donde humanos y máquinas se relacionan en perfecta armonía, fusionando pulsiones artificiales y humanas.
En Atlas entrelazado (2024), Inferstudio (formado por Nathan Su, Bethany Edgoose y Sarah Su) explora cómo la expansión de la noción de presencia podría eventualmente generar espacios cotidianos híbridos. A través de tecnologías XR, estas imágenes se reproducen en tiempo real en nuestro entorno cotidiano. Por ejemplo, la representación virtual en tiempo real de un árbol se convierte en un elemento más de la vida familiar.
Camino (2024) de Boldtron (los hermanos Xavier y Daniel Cardona), sumerge gradualmente al espectador en un mundo que se va desvelando lleno de vida. “El color es el core de nuestro trabajo”, han asegurado los hermanos. La obra es el resultado de un largo diálogo entre los artistas y una inteligencia artificial, proponiendo así una revisión de las nociones de autoría y creatividad. “Intentamos enfocar de una manera súper ética el uso de la IA”, han destacado.
La pieza Orbital (2024) de Lifeforms (Lidija Kljakovic y Damjan Jovanovic) nos sitúa en el espacio en el año 2350, donde la humanidad ha expandido su presencia como colaboradores de un equilibrio cósmico basado en la interconexión entre humanos, máquinas y naturaleza.
Onírica (2023), la pieza creada por fuse* (un estudio artístico multidisciplinar, fundado en 2007 por Luca Camellini y Mattia Carretti) se nutre de los sueños y, con ayuda de algoritmos capaces de traducir contenidos textuales en imágenes, presenta un relato audiovisual que devuelve las visiones nocturnas al dominio de lo visible. La obra surge de un proyecto de investigación dirigido por las universidades de Bolonia y California Santa Cruz, en el que se recabaron dos bancos de sueños de miles de voluntarios. A sus relatos se aplicó un sistema de aprendizaje automático encargado de transformar la narración en un corte audiovisual con los personajes, objetos y paisajes descritos.
En la exposición ha colaborado, asesorando el proyecto, el estudio interdisciplinar Invisible para acompañar a los artistas en las obras. ‘Ventas al futuro’ forma parte de una trilogía narrativa sobre el futuro.