En 2014, el emprendedor Adrián Doménech decidió crear un punto de encuentro donde los usuarios pudiesen interactuar y expresarse sobre distintas temáticas a través de video de forma colaborativa y sencilla. Así surgió Vitcord, cuyo origen se sitúa en la Universidad Politécnica de Valencia y, tras un lustro de vida, ha logrado convencer a 500.000 usuarios entre España (75%) y Latinoamérica (25%), en países como México, Colombia y Argentina.
Con Vitcord los usuarios –que son especialmente de la generación Z– se convierten en creadores de vídeos han utilizado la plataforma para compartir hilos de opinión sobre temas sociales que preocupan a los jóvenes como el medio ambiente, feminismo o el bullying, pero también sobre temas relacionados con sus gustos o aficiones: música, moda, tendencias o cine. «Vimos una oportunidad en los nativos digitales», recuerda Doménech, quien no descarta en el futuro dirigirse a un público «más mayor», aunque por el momento «nos está funcionando bien con los más jóvenes».
El fundador destaca que «los jóvenes entre 15 y 25 años han demostrado tener una gran inquietud por temas que nos afectan a todos, como el problema del cambio climático o la desigualdad entre sexos». La particularidad de esta plataforma es que, al ser el vídeo la herramienta que deben utilizar los usuarios, el riesgo de ‘troleo’ es menor. «Hablar en público no siempre es fácil. A diferencia de otras redes sociales como Twitter, que hace de la escritura su sello, con Vitcord los jóvenes también pueden mejorar su capacidad de expresión», recalca Doménech.
La startup acaba de abrir una ronda de financiación series A con el objetivo de consolidar el crecimiento a nivel internacional y el salto al mercado estadounidense. En esta expansión, Doménech destaca el reto de «educar allá donde vayamos», una filosofía que hasta el momento comparten los inversores que les apoyan: Vitcord ha cerrado dos rondas de financiación con un total de 3 millones de euros con el apoyo de business angels españoles, directivos de Twitter, el fondo de San Francisco Gate 93 y el Banco Sabadell.