Iberdrola ya ha abierto por fin las puertas de Wikinger, su joya de la corona, la primera de una serie de iniciativas energéticas renovables de gran calado presentes internacionalmente. Con una inversión de 1.400 millones de euros, Wikinger –que al momento de su apertura ya suministraba 350 megavatios (MW) de capacidad– dará eficiencia a más de 350.000 hogares alemanes y evitará la emisión a la atmósfera de casi 600.000 toneladas de CO2 al año.
“Wikinger representa un paso más en nuestro compromiso con el suministro de electricidad limpia, eficiente y segura. Seguiremos impulsando con fuerza la tecnología eólica offshore, que nos permite avanzar en la transición energética hacia una economía sostenible y baja en carbono. Este parque es un claro ejemplo de tecnología puntera y demuestra el gran potencial industrial e innovador del sector energético europeo para liderar la reindustrialización en nuestro continente”, ha declarado el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán.
El proyecto Wikinger ha marcado, desde su inicio, la entrada de Iberdrola en el mercado eléctrico alemán, un país con el que mantiene un “idilio offshore”. De hecho, se acaba de adjudicar la construcción de otros dos parques eólicos marinos: Baltic Eagle (476 MW) y Wikinger Süd (10 MW). La suma de estos tres proyectos, todos ellos situados junto a la isla de Rügen, dará lugar al mayor complejo offshore del mar Báltico, con una capacidad total instalada de 836 MW y una inversión conjunta de 2.500 millones de euros. “De este modo, Alemania pasa a convertirse en un área clave para nosotros en los próximos años, junto a nuestros mercados centrales: Estados Unidos, Reino Unido, México, Brasil y España”.
Cabe decir que Wikinger es la primera instalación eólica marina diseñada y operada cien por cien por una empresa española y ha supuesto la “consolidación de Iberdrola como la compañía referente del sector de las energías renovables en Europa”. Más de 2.000 empleados, de 20 países distintos, han participado en este enorme proyecto. Para ello, han tenido que superar los retos tecnológicos propios de este tipo de obras y las dificultades climatológicas relacionas con esta zona.
Asimismo, Wikinger representa algo más. “Es una fuerte apuesta inversora por el desarrollo de las energías renovables; compromiso con la reducción de emisiones; innovación tecnológica; crecimiento internacional; apertura de nuevos negocios y mercados a los proveedores y un importante efecto tractor, que ha impulsado el sector naval europeo. De hecho, la compañía ya ha comenzado proyectos de gran presupuesto en Reino Unido, Alemania y Francia, unas grandes inversiones que ayudarán a avanzar hacia una real transición energética.