Hasta hace no mucho tiempo, hablar de taxis aéreos o de vehículos voladores no tripulados y controlados a distancia era cosa de la ciencia ficción. Esto ha cambiado vertiginosamente en los últimos años y se ha convertido en uno de los mercados más crecientes y fascinantes del siglo XXI. España no quiere quedarse fuera de esta revolución, y poco debería sorprender que Galicia —con sus amplios espacios abiertos y una población dispersa— se haya convertido en el lugar ideal para atraer inversiones, hacer pruebas y simulaciones de estos artilugios. La comunidad autónoma apuesta por el sector sin escatimar un euro desde 2015 con el Polo Aeroespacial, que ha recibido una financiación público-privada de más de 160 millones.
El punto neurálgico del macroproyecto (que, en términos prácticos, busca captar inversión público-privada, apoyar investigaciones científicas y ejecutar iniciativas) está en el pequeño municipio lucense de Castro de Rei. La Xunta decidió hace cinco años que el aeropuerto de Rozas, ubicado en esta localidad del interior gallego, sería el tubo de ensayo para atraer las empresas, el dinero y la tecnología suficiente para convertirse en un Silicon Valley de los vehículos voladores sin pasajeros. Según detallan fuentes de la Consellería de Economía, desde 2015 se han puesto en marcha 59 proyectos de I+D e infraestructuras para transportes no tripulados. Pero lo más importante: se han identificado 430 soluciones tecnológicas, productos o procesos de los que seis ya están preparados para su despliegue inmediato dentro de los servicios públicos.
¿Esto en qué se traduce? Resolver problemas cotidianos, o de mayor envergadura, con tecnología. Ejemplos sobran. Bomberos robotizados que sobrevuelen y disipen los incendios en lugares donde difícilmente pueda llegar alguien; captar imágenes en tiempo real para hacer mapas, diagnosticar y prevenir; controlar las plagas. Las posibilidades son infinitas. El polo aeroespacial es un imán para seguir sumando a esa infinidad de ideas. Tras lanzar una consulta al mercado en junio, el Gobierno regional recibió 153 propuestas. Respondieron empresas de países como Israel, Estados Unidos, Portugal, Suiza, Italia y Países Bajos.
La Consellería de Economía espera alargar el espacio del aeródromo de Rozas a unos 31.000 metros cuadrados para 15 hangares. Ahí ya se ha instalado el Centro de Investigación Aeroportada, además de un laboratorio 5G. Según cuentan a Innovaspain fuentes del departamento autonómico, uno de los primeros proyectos que se activará será un simulador de vuelos U-Space (un laboratorio de ideas y proyectos de planificación urbana y territorial financiado por la Unión Europea).
Pruebas adelantadas a la regulación del mercado
Como muchos podrán imaginar, hay veces que la tecnología va por delante de las regulaciones. Es por eso que la Xunta aprovechará la nueva figura del sandbox regulatorio, aprobado a finales del año pasado por el Congreso de los Diputados. Esta nueva legislación permite poner en marcha proyectos de tecnología para los que no está claro cómo se aplica el marco regulatorio.
Desde la Xunta señalan que los próximos dos años serán claves para los siguientes pasos del polo aeroespacial. En declaraciones el pasado 24 de enero, el vicepresidente segundo y conselleiro de Economía, Empresa e Innovación, Francisco Conde, manifestó su confianza en que los fondos europeos Next Generation (el maná de 750.000 millones de Bruselas para paliar los estragos financieros de la pandemia) permitan "afianzar" los "grandes proyectos" en Rozas.
El departamento que encabeza Conde agrega en un correo enviado a este periódico: “Confiamos en que tanto las empresas tractoras como las más de 50 pymes que han trabajado en los diferentes proyectos del Polo puedan formar parte también de las futuras actuaciones”.