Un amplio grupo de chicas de secundaria toma asiento en un lugar privilegiado en el Espacio Fundación Telefónica, un auditorio donde hoy la presencia femenina gana por goleada. Durante una tarde, las estudiantes se codearán con algunos perfiles que, quien sabe, quizá despierten vocaciones futuras. La cita es importante; la Universidad de Stanford celebra en Madrid una nueva edición de Women in Data Science en colaboración con la propia Fundación y con Synergic Partners bajo el patrocinio de Google Cloud, un evento que tiene lugar en 150 emplazamientos simultáneamente, entre los que se encuentra la propia universidad norteamericana.
En la apertura del acto, Carme Artigas, embajadora de WiDS Madrid y cofundadora & CEO de Synergic Partners ponía sobre la mesa cifras y porcentajes que invitan a cambiar el paso. “Hablar del binomio ciencia de datos-mujer tiene un denominador común: la disrupción”, enunciaba Artigas, para quien, si el mundo tal y como lo hemos conocido hasta ahora está en cuestión, es preciso que la mujer se pregunté por el papel que quiere jugar en un nuevo escenario. “Las mujeres somos el 50% de la sociedad pero solo un 24% en facultades de ingeniería españolas y un 12% si hablamos de carreras TIC”.
Carme Artigas ha añadido otros datos preocupantes, como que las mujeres representan un 39% en el campo de la investigación, que apenas ha variado el acceso a puestos de cariz tecnológico desde 2008 (muy por detrás de la media de la UE) o que en capas más altas la situación se agrava con sólo un 19% de presencia femenina en consejos de administración y de un 11% en comités ejecutivos.
En su opinión, es preciso pasar del ruido al impacto. “No debemos caer en la frivolidad y olvidar que lo que tenemos que conseguir es un cambio de modelo para hombres y mujeres. Esta evolución no podemos hacerla solas, necesitamos hombres comprometidos para alcanzar la verdadera diversidad”, añadía Artigas. En ese tránsito de lo general a la acción concreta, la CEO de Synergic Partners invita a trabajar en tres puntos: visibilizar la capacidad de decisión de las mujeres, generar impacto en la educación teniendo en cuenta que “el dato será el nuevo alfabeto” y modificar los hábitos empresariales promoviendo un liderazgo inspirador, transformador e inclusivo.
Google: Innovación+Personas
Yolanda Lamilla, directora estratégica de Google Cloud abría el bloque ‘Data Science: Estado del Arte’ para analizar la transformación digital en los entornos corporativos, un tema que no por manido está superado (ni asimilado). Con 4.000 personas conectadas a Internet, el mercado de gestión de contenidos digitales generó en 2017 un negocio de 184.000 millones de dólares y, sólo en España, 35.000 puestos de trabajo.
Las nuevas generaciones conviven con la vieja guardia en los entornos laborales. Mientras tanto, sobrevuela las corporaciones una sombra; la del más millón de puestos TIC que se quedarán sin cubrir en 2020 en Europa a falta de perfiles adecuados. “Es más necesario que nunca diseñar una buena hoja de ruta de transformación digital”, apuntaba Lamilla, para quien las empresas han pasado de entender el cambio como la mera incorporación de herramientas innovadoras o de cambios en los procesos de negocio para concluir que el verdadero paso adelante tiene que ver con un mudado de piel: cambiar la cultura de la empresa.
Esa nueva etapa que han de asumir todas las corporaciones supone también dotarse de savia nueva, de sangre millennial, un perfil que, como explicaba Lamilla, va por otros derroteros. “En el 38% de los casos les motiva la cultura de la empresa para aceptar un trabajo. Son capaces de renunciar a dinero si a cambio pueden hacer uso de herramientas con las que están familiarizados, quieren ser relevantes en el entorno social en que se mueven y comparten conocimientos, no los dejan en el cajón”, una mala praxis que tiende a desparecer. Sin embargo, como anticipaba Lamilla, han de convivir con generaciones de trabajadores anteriores. Lamilla recomienda identificar qué empleados pueden encargarse de inculcar a todas las capas de la empresa la necesidad de pasar a otra fase o las cosas se pondrán muy feas…
En el caso particular de Google, Yolanda Lamilla argumentaba que mantienen ‘viva’ esa llama combinando innovación con personas. “Gente que quiere cambiar el status quo, que quiere ser escuchada y que cree en la diversidad”. La directiva recordaba que un 20% del tiempo, puede ser dedicado por cualquier empleado de la compañía a actividades no relacionadas con su trabajo habitual –“así nació Gmail”- y que cuentan con un área de total disrupción, GoogleX, que ha visto nacer las Google Glasses o al coche sin conductor.
Innovación que en Google suele partir de equipos pequeños con el foco puesto en la experiencia de usuario. “¿Cómo monitorizamos si los clientes están contentos? Con entornos Big Data”, explicaba Lamilla, para añadir que, en el futuro, cada empresa será una empresa de datos y habrá que desarrollar mecanismos para explotar esa información y modificar así la estrategia, aplicar machine learning, desarrollar chatbots, etc.
Big Data y machine learning ‘hechos’ en la nube para tener la capacidad de cómputo necesaria. La nube que ofrece Google no distingue entre startups y grandes empresas, “a todos les damos las mismas herramientas”, apuntaba Lamilla, que concluía su intervención diciendo que “cada uno decide con qué velocidad quiere innovar pero juntos somos más inteligentes que por separado”.