Comercializar un producto tradicional en un nuevo formato es ya de por sí innovador. Si quien lo hace tiene que atravesar varias barreras, el proyecto tiene, si cabe, aún más valor. Eso es lo que le ocurrió a Sana Khouja, nacida en Marruecos en el seno de una familia humilde. «Innovar siendo mujer, de Barcelona [Khouja llegó a España con tan solo 15 días de vida] e hija de migrantes sin título universitario en enología… pues posiblemente lo tenía todo para fracasar, sin embargo la realidad parece estar siendo otra», reconoce a Innovaspain la fundadora de Zeena, el primer vino en lata español ecológico y vegano, envasado en latas de aluminio 100% reciclado y reciclable.
El comienzo de Zeena, un año antes de la llegada de la pandemia, no estuvo exento de dificultades. «Tuvimos ciertas barreras de entrada: hubo un rechazo generalizado por parte de las bodegas. Pocos creían que fuera posible enlatar vino de calidad», cuenta la emprendedora. INCAVI (Instituto Catalán del Vino) apoyó a la marca desde el inicio, del mismo modo que lo hizo la DO Catalunya. «Zeena se lanzó sin escuchar a nadie. La intuición y los casos de éxito de otros países nos animaron a pensar que si algo funciona fuera, también puede hacerlo aquí. Sin olvidar lo difícil que es emprender en España debido a la falta de recursos y las elevadas cuotas de autónomo».
De hecho, la idea no surgió exactamente en España. «Todo empezó en Nueva York, donde estuve viviendo varios años. Un día estaba en casa de unas amigas, me ofrecieron vino y me invitaron a cogerlo yo misma de la nevera. Al abrirla empecé a buscar el vino y no había manera de encontrarlo. Enfrente de mis narices tenía vino blanco, tinto y rosado, pero yo lo estaba buscando el vino en el formato en el que estaba acostumbrada a encontrarlo: la botella», recuerda Khouja.
Cuando cogió la primera lata lo primero que se le pasó por la cabeza fue que a alguien como ella, que llevaba años en el mundo del vino –su afición nació tras su paso por la bodega Mas Perinet de Priorat, en la que trabajó cuatro años–, no se le podía ofrecer un vino en lata. «Pasada la resignación le di una oportunidad y al probarlo… ¡Sorpresa! El vino estaba bueno». Ese vino cautivó a Sana Khouja. «Desde entonces me puso a investigar, hablé con enólogos, viticultores, consumidores, empecé a buscar información sobre el enlatado, sus características, sobre las oportunidades que se abrían para el vino en este nuevo envase… y no paré hasta hacer Zeena realidad».
Gracias a la lata, Zeena consigue llegar a nuevos momentos de consumo donde la botella no tiene cabida. «Acercamos el vino a nuevos consumidores. Con los años el sector del vino se ha ido alejando del público más joven. En Zeena tratamos de romper estas barreras, de darle al consumidor un producto bueno, en un formato y con un idioma que entienda», explica Khouja.
Objetivo: ser la Estrella Damm del vino
«Mi reto principal es conseguir expandir Zeena al mundo. Ojalá un día lleguemos a ser la Estrella Damm del vino». Sana Khouja tiene claros sus objetivos. Ya cuenta en el mercado con tres vinos jóvenes y con certificación vegana y ecológica, carentes de aditivos y de azúcares añadidos. Zeena Blanco, a base de Garnacha blanca de 2020, de tono dorado elegante y brillante, aroma limpio con tonos florales y cítricos, seco y fresco en la boca, con cuerpo ligero; Zeena Tinto, elaborado con Garnacha tinta de2020, de color púrpura de brillo medio, aroma limpio, con notas de fresa y cereza, y paladar fresco con taninos muy sutiles, y Zeena Rosado, también de Garnacha Tinta, de delicado tono rosa salmón, olor afrutado y floral, y notas lácticas de fruta roja.
Zeena viene a reivindicar que el vino ya no es solo cosa de hombres. Aunque el 70 % de los enólogos de la Federación Española de Enología lo son. «Hasta hace 30 años prácticamente no había enólogas en las bodegas de nuestro país. En la actualidad cada vez hay más mujeres al frente de una bodega. En los últimos años la presencia de la mujer ha ido ganando su espacio, sobre todo destacando su aporte en la innovación. Progresivamente el vino está dejando de entender de géneros, ni en consumo ni en profesión. La mujer siempre ha estado ahí, antes detrás de las cámaras, pero ahora ya empieza a estar delante», asegura Khouja. Su caso así lo confirma.